1. Soledades compartidas


    Fecha: 13/12/2022, Categorías: Infidelidad Autor: SexNonVerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... el tema de la película y por primera vez en la noche parecía entusiasmado con algo. De manera que opte por ir paso a paso y me serví otra copa.
    
    ANA
    
    Luca es un niño muy tranquilo. Ojalá los hijos de Jimena fuesen dóciles como él. Cenamos sin problemas. Luego lo ayudé con el cepillo de dientes y tras leerle un cuento en el que unas gallinas se enamoraban de su verdugo, el lobo, se quedó profundamente dormido. La madre me había mareado con sus indicaciones: que el puré no la caliente demasiado, que no le permita ver la TV, que no olvide cerrar el gas de la cocina, que si sonaba la alarma de la casa me encerrase bajo llave en el cuarto de Luqui antes de llamarla al móvil, ¡hasta me preguntó si sabría usar un matafuego en caso de ocurrir un accidente!
    
    Lo cierto es que eran apenas las diez de la noche y ya todo estada resuelto. Eran los cincuenta pavos más fáciles de toda mi vida.
    
    Me dejé caer en el sillón de la sala frente a la tevé y me entregué al zapping. Al cabo de media hora seguía yendo y viniendo por los canales de música, pero mi miente estaba en otra parte. Había vuelto la bronca con mi padre por haberme cortado el plan con Esteban. Había vuelto Esteban y con él mi cosquilleo en el vientre y entre mis piernas.
    
    Salté del sillón y me fui directo a la planta superior de la casa. Justo enfrente del cuarto del niño estaba la alcoba de sus padres. Era justo lo que necesitaba para distraerme un rato. Entré sigilosamente y cerré la puerta detrás de mí antes de ...
    ... encender la luz. Una sensación de vértigo, mezcla de miedo y excitación, se me clavó en la boca del estómago. Estaba violando la intimidad de una pareja de extraños. Allí se encerraban ellos cada noche para tener sexo. Estaba entrando en su lecho de amor.
    
    RAÚL
    
    A las once treinta comenzaba la película. Llegamos sobre la hora porque Laura había bebido media botella de vino en la cena y me rogó que esperásemos un momento en el coche hasta que se le quite el mareo. Cuando fuimos a retirar los tickets sólo quedaban ubicaciones para la última fila ¡Un coñazo! No sé porqué, pero siempre mi mujer se las apañaba para ponerme de mal humor. Para colmo de males yo tenía la vejiga a punto de estallar y no podía entrar a la sala sin antes pasar por el servicio.
    
    — Vete a mear. Yo voy entrando. ¡Ah! Haz un llamado a casa para ver cómo va todo, ¿quieres?
    
    ¿Importaba acaso si quería o no? ¿Qué hubiese pasado si le respondía que no, que no quería hacerlo?
    
    Entré volando al servicio de caballeros que estaba completamente vacío. Me ubique frente a un mingitorio y, mientras me bajaba la bragueta y extraía la manguera con una sola mano intentando no mearme en los pantalones, con la otra llamaba a casa como buen marido obediente que soy.
    
    —¿Diga?
    
    —Hola. Habla RAÚL, el papá de Luca.
    
    —Hola Sr. Raúl... ¿Hay... hay algún problema?
    
    Su voz sonaba como la de una niña dulce e inocente. Una niña buena que no lleva sujetador, y con aquellos pantalones deportivos tan bien metidos dentro ...
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