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Soledades compartidas
Fecha: 13/12/2022, Categorías: Infidelidad Autor: SexNonVerba, Fuente: CuentoRelatos
... del... —Sr. RAÚL... ¿Me escucha? La meada caliente salió eyectada de mi verga contra la loza blanca del mingitorio provocándome un leve mareo de placer. —Si... Si, querida... Lo siento, es que... Sólo quería saber cómo iba todo por allí... —¡Oh! Claro... Luca comió muy bien, le lavé los dientes, le leí el cuento que él quería y ya está en su cama durmiendo perfectamente. ¡Sigue hablando! ¡No te detengas! Sentía su voz juvenil en mi oído y la verga, que ya apenas goteaba, comenzaba a endurecerse con el calor de mi mano. —¡Oh! Ya veo... Excelente... ¿Y... Y tu...? —¿Yo? —Quiero decir... ¿Has comido? Aquí tengo algo para que comas. ¿Crees que podrás metértelo todo a la boca? —¡Si! Cené junto con su hijo. Gracias por preocuparse. —No... Faltaba más... Si quieres puedes dormir en el sofá... ¿Tienes...? Digo ¿Haz traído pijama? Sin darme cuenta ya había terminado de mear y me estaba haciendo una paja de pie mientras escuchaba la tierna voz de la niñera. —¿Pijamas? No, señor. No creo que... No es necesario. Puedo dormir con mi ropa. Tengo una sudadera y unos pantalones deportivos que... (...Se te meten bien por el culo...) —...no son incómodos para dormir. —Muy bien. Como quieras... Creo que no hemos dejado agua en el refrigerador, pero estoy seguro que hay una botella de leche, si te apetece algo fresco... Cerraba los ojos e intentaba imaginármela con los labios blancos, manchados de... —Es usted muy amable, Sr... Pero no es ...
... necesario, de verdad. —¡Oh! Ya veo... no tomas leche... —¿Eh? No. No es eso. Es que no me agrada helada... Prefiero la leche cuando está más bien tibia, pero... ¡Niña condenada! ¡Me vas a hacer venir aquí mismo! —...no se preocupe tanto por mí, de verdad, no es necesario. Mi cerebro había entrado en cortocircuito y como un disco rayado repetía la frase: "Prefiero la leche cuando está más bien tibia..." con el timbre de voz de Ana. Me estaba por venir cuando la puerta del servicio se abrió de golpe y alguien entró. —¡Ops! —¿Hola? ¿Se siente bien? Guardé todo a la velocidad del rayo y salí al hall del cine con la cabeza gacha. —Eh... Si... Sí, todo está bien. Vale. Nos vemos por la mañana. Adiós. Me sumergí lo más rápido que pude dentro de la oscuridad de la sala para evitar la vergüenza y disimular la carpa que formaba mi pantalón. La película ya había comenzado. LAURA Cando ingresé en la sala las luces ya estaban apagadas y en la pantalla proyectaban los avances de los próximos estrenos. Le enseñé los tickets al acomodador y me indicó el camino: Última fila, las dos primeras butacas a la izquierda del corredor central. Dejé la primera libre para facilitarle el ingreso a Raúl y me acomodé en la segunda. Luego coloqué la cartera sobre la butaca de mi esposo. El cine me traía algunos gratos recuerdos de nuestra época de novios. Los besos tiernos y los cachondeos en la penumbra. Nuestras manos explorándonos mutuamente. La humedad de nuestras ...