La terapia de la rosa roja
Fecha: 20/12/2022,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... sus nalgas y eso la enloquecía. Haciendo uso de su fuerza levantó las piernas de la doctora colocándolas sobre las suyas. La punta de los pies de la joven pervertida tocaba los abdominales perfectos del macho dominante. Ella estaba completamente desnuda y dispuesta a ser penetrada por ese hombre, lo deseaba; quería sentir cada centímetro de su enorme polla deslizase dentro de ella.
- Métela hasta el fondo maldito cabrón, quiero que me rompas en dos, quiero que me arranques estas malditas ganas de sentirte dentro.- Le grito la aparentemente inocente doctora a su paciente.
- Cállate, aquí soy yo el que manda. Quiero que te desahogues y que grites con todas tus fuerzas, quiero que mueras de placer. Quiero ver a la perra que llevas dentro.- le dijo Hank mientras le abría las nalgas de Katherine.
Un grito estremecedor lleno la habitación, cuando Hank metió con fuerza su miembro dentro de la doctora, penetrándola con tanta fuerza que hizo que sintiera que la atravesaba. La vagina de Katherine se abrió en par y sintió como la enorme polla de Hank la llenaba completa, cada centímetro metiéndose dentro de ella, haciendo que sus paredes vaginales se dilataran y apretaran la celestial herramienta de Hank. Por la postura que tenían ella sentía como el pene golpeaba su abdomen, casi como si de una lanza se tratase.
La doctora no podía aguantar la lujuria que la recorría y volteo la cabeza para ver con sus propios ojos la polla de Hank meterse dentro de ella, ver como sus ...
... labios vaginales se hundían con cada penetración. El sudor de Hank caía sobre la espalda de la doctora, haciendo que cada gota fuera como una inyección entre sus poros. Veía como entre sus redondas y firmes nalgas un animal de hombre la penetraba con fiereza. Como la excitaba ver el sudor de Hank recorrer sus perfectos abdominales llegando hasta el tatuaje de una rosa roja que él tenía en su cadera.
Como le gustaba sentir que el la dominada como a una yegua agarrándole su cabello. Cada azote, acompañado por una penetración y otra, y otra y otra…….
Hank se lo metía con tanta fuerza que en cada penetración sentía sus huevos chocar contra su clítoris, sentía como sus nalgas se estremecían con cada embestida del perfecto follador. Ambos soltaban gemidos mezclados con gritos de placer.
- Ahhhh, Ahhh dame más duro cabrón, rómpeme en dos pero no dejes de meterla nunca.- gritaba la doctora.
- Me encanta tu cuerpo, me gusta ver tus nalgas moverse con cada metida, Ohhh….. que sexo tan rico tienes mamita.- le respondía Hank casi por inercia.
Estaban en el climax del placer, la doctora notaba como su vientre comenzaba a electrizarse y a llenarse de esas contracciones que preceden al orgasmo. Sus piernas empezaban a temblar por la cantidad de placer que sentía. Ya no podía controlar su cuerpo, iba a correrse de placer gracias a la enorme polla que la penetraba.
- Voy a terminar, quiero que tú también lo hagas, Hank.- grito la doctora mientras clavaba sus uñas en la piel del ...