1. Médicos sin Frontera


    Fecha: 01/01/2023, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... disposición? – todos nos quedamos mirando que iban a hacer, Jorge estaba que hervía
    
    - No hace falta, al fin yo quedé mal, pero ustedes gracias a mí están a salvo – nos quedamos todos preguntándonos que había hecho para salvarnos, si por su culpa casi nos matan.
    
    A pesar de la incoherencia de la actitud de Jorge, los médicos hicieron causa común con él. De un lado estaban ellos y del otro los enfermeros.
    
    Ivone y Silena, me decían que ella había hecho lo correcto. Tenía ganas de apoyarla, pero tenía miedo que se pensara que iba detrás de ella. Yo no era lesbiana y que le tuviera simpatía no significaba que lo fuera, porque era simpatía nada más. No era de las que le gustaban las mujeres.
    
    Fueron pasando los días y de a poco pudimos con la epidemia y la región se estaba pacificando. Nuestro turno se iba cumpliendo. Faltaba poco para que nos relevaran por otro contingente
    
    - Zulema ¿cómo te parece que van a calificar nuestro desempeño en la central?
    
    - Qué pasa ¿tú también piensas que hice las cosas mal?
    
    - No, yo no sé, pero viste, pero a ellos los tienes en contra y vayan a saber lo que dicen.
    
    - No me importa lo que digan ellos, a ver lo que dices tú.
    
    - Zule, créeme, yo no sé si está bien lo que hiciste, pero no voy a hablar mal de ti – se sonrió
    
    - Gracias, eso espero – a los dos días nos remplazó el nuevo grupo, y era cuestión de esperar.
    
    Al cabo de dos días teníamos que presentarnos con el coordinador y todos quedamos sorprendidos y avergonzados ...
    ... con la evaluación. Avergonzados por nuestro comportamiento.
    
    Así que la Dra. Arévalo había hecho lo correcto, y gracias a ella pasamos el pico epidémico con un número de muertos ridículamente bajo. Y gracias a ella, porque estábamos conscientes que no fue gracias a nuestra ayuda.
    
    Tenía que ir a llevarle el certificado y me daba vergüenza. No me había puesto en contra, pero tampoco me había jugado defendiéndola. Estaba inquieta, tenía ganas de verla ¡muchas ganas! Y no sabía para qué. Bueno, sí sabía, pero si igual no sabía que decirle.
    
    Me gustaba, era cierto que sentía que se me revolvía algo en el estómago cuando estaba con ella. Pero si le decía eso seguro que me recetaba un laxante. Aparte que yo no era lesbiana. Me gustaba cómo…no sé… cómo amiga.
    
    Le había llamado para avisarle que me habían dado un recado para ella. Estaba preparando unas clases, y me pidió si se lo podía llevar dentro de dos días que me invitaba a cenar. Le dije que sí, aunque a mí la incertidumbre me mataba.
    
    Sabía que no le iba a decir lo que tenía ganas. Si ni yo sabía de lo que tenía ganas, después de todo si se lo dijera seguro me manda a la mierda. Estuve ocho meses con ella y no le dije nada y ahora que ya no estamos juntas me voy a hacer la enamorada. Y que enamorada voy a estar si a mí me gustan los hombres. Yo qué sé, esto no puede ser amor. Vaya a saber lo que es.
    
    Esas dos noches apenas pude dormir, pensaba en ella y en lo poco que la apoyé cuando estaba allí, y eso que era la ...
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