El regalo. Un antes y un después (Vigésima novena parte)
Fecha: 27/01/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... maratón de sexo desaforado. ¡No! Aquí usted y yo, Martha a su vez con Silvia, no estamos para competir por ver quién lo hace mejor y consigue sacarle mas gritos, mas gemidos o los mejores orgasmos a la pareja del otro. Olvidémonos todos de los temores, nos vamos a relajar. Vamos a intentar querernos y amarnos, hagámonos despacito y rico disfrutando de esta velada. ¡Animo! Vamos a ser quienes ilustremos el Kama Sutra en una despejada madrugada en Madrid. —Y todos sonreímos, aunque con algo de intriga en nuestros rostros.
—¡Ohhh! Las cazuelas deben estar ya listas. Silvia… ¿Me acompañas y arreglamos la mesa para alimentar a este par de hombres hambrientos? —Dijo de repente Martha, recordando la prometida cena y mi mujer abrazándome, me obsequió un inicialmente beso con sabor a tabaco, una sonrisa amplia y la acostumbrada palmada fuerte en mi trasero cuando Silvia, pretendía iniciar alguna travesura para irse luego detrás de nuestra bella anfitriona, que se había cambiado el atuendo, colocándose unos leggins blancos bastante ceñidos al cuerpo y un top rosa de algodón, ataviando sus pies con unas zapatillas rosadas para hacer deporte. Muy casual y sin embargo, bastante atractiva la visión para el café de mis ojos, al observar sin recato una fina tira que se transparentaba disipándose en el medio de aquél par de hipnotizantes nalgas.
—Rodrigo… ¿Usted está seguro de que quiere verme amar a su esposa? Es que yo no me siento capaz de hacer algo con Silvia estando usted y mi ...
... mujer presentes. Tengo… ¡Miedo de no poderlo hacer! ¿Qué tal que yo no pueda hacerla sentir y que por el contrario a lo que he pensado, le falle a Silvia como lo he hecho con Martha? ¿Y usted si le haga gritar de placer a mi mujer y eso me termine por afectar aún más? —Me habló Hugo casi entre susurros, aferrando con fuerza a su copa ya consumida de aquel coctel que le preparé, tan bajo me lo dijo, como para que ninguna de las dos mujeres ocupadas en la cocina, lo pudieran escuchar.
—Usted olvídese del pasado y lo que no ha hecho con su mujer. —Le respondí con sinceridad–. Y de improviso llegó a mi mente el sonido de aquellas palabras que Almudena me había dicho cuando nos conocimos en su casa… «Pero solo sí al buscarlo, entregas». —Hugo, mejor dedíquese a gozar con naturalidad esta velada junto a esas dos preciosas mujeres y trate con pasión y mucha dulzura a mi amor, que yo haré lo mismo con la suya.
Y me senté junto a él con la intención de ofrecerle mi confianza, el intranquilo sentimiento que habitaba en mi interior aquella madrugada, de participarle del cuerpo de la mujer que más yo amaba.
—Los dos nos vamos a encargar de brindarles placer, uno que será compartido a cuatro manos si ellas quieren y el ambiente desinhibido lo permite. Sea como es o como se lo había imaginado aquella noche en el bar cuando me presente en su famosa terapia de improviso, pero actúe mejor. —Y fue Hugo quien haciendo un tamborilero sonido con sus dedos sobre el cristal, me miró y se puso ...