1. Yuko, una noche en el pub.


    Fecha: 29/01/2023, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... lengua hasta que se endureció tanto que dolía.
    
    Mi gemido le bastó para meterme su mojado tanga en la boca y sentarse a horcajadas sobre mi cintura. Estaba en el paraíso, movió sus caderas mientras mi bate, el real, entraba hasta lo más profundo de su coño, botando, gimiendo con su boca muy cerca de la mía.
    
    Sentía sus pechos danzar pegados a mi torso, mientras me mordía el labio inferior con una fuerza desmesurada. Me jodía demasiado tener las manos inmovilizadas y no poder tocarla ni un mínimo. Ansiaba el contacto de su piel. Agarró mi cuello, estrangulándome poco a poco, volviéndome loco con cada movimiento y gemido que profería, todos ellos en mi boca.
    
    No podía ni jadear, pero mi excitación podría fundir el núcleo de una estrella. Deseaba tocarle, deseaba besarle hasta fundir nuestros labios, aunque sabía que no me dejaría hacerlo.
    
    Empezó a botar tan rápido y fuerte encima de mi bate que no pude soportar el placer y acabé corriéndome dentro suya. Con sus dedos índice y corazón recogió parte del líquido cálido que chorreaba por su muslo y se lo llevó a la boca. Degustando mi delicioso sabor me besó para darmelo a probar. El morbo pudo conmigo y, mirándola muy cachondo, decidí seguirle el beso.
    
    -No hay nada que pudiese gustarme tanto como comerme toda tu lefa sin malgastar una gota. -Su frase provocó que volviese a correrme (por última vez, no soy un puto toro semental) con fuerza, llegando posiblemente a golpear lo más profundo de sus entrañas.
    
    Gruñí y, ...
    ... con su tanga aún en la boca y los brazos atados con mi cinturón, intenté responderle un “Toda mi lefa está dentro de tu coño, cariño.” que juraría que sí lo entendió por su siguiente movimiento.
    
    -Entonces, tendrás que comértelo tú y con ello, toda tu esencia. -Su frase me dejó helado, pero el morbo era increíble. Me desató y se levantó. Me quitó el tanga de la boca y me tiró al suelo empujándome por los hombres. Me daba igual golpearme o ensuciarme, solo me importaba ella en ese momento.
    
    Me puso el coño en la boca y yo, no sé por qué, algo reacio, lamía únicamente sus muslos, dirección a su entrepierna. Se cabreó y me dió una patada en el pecho, apoyando la suela de sus botas altas negras en mi pecho. Su mirada me dejó claro lo que quería. Fui a besar su bota cuando se incorporó y se sentó donde yo antes había dejado que me cabalgara.
    
    Me llamó con un silbidito acompañado de una única palabra con un tono muy autoritario: “Ven.” No tardé en ir de pie a su lado, mirándola muy caliente pero a sabiendas de que no podría usar más mi polla.
    
    -Cómemelo. -Su tono, sus palabras, su mirada, su postura, su pelo despeinado, sus pechos cubiertos de sudor, su entrepierna brillante por los fluidos… me tenían incandescente.
    
    -¿A cambio de qué? -Sé que era jugarmela, pero intenté que mi tono sonase seguro, seductor. Creo que lo conseguí, aunque no logré lo que esperaba (quería que no fuese la última vez entre sus piernas) puesto que ella se levantó, me cogió del cuello y, como pudo, ...