Madura pierde la vergüenza entre otras cosas
Fecha: 04/02/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: carmenmadura, Fuente: CuentoRelatos
... empezaba a anticipar cuando tocaría mi clítoris. Él siguió pacientemente, yo estaba a punto de chillar ¡chúpame el clítoris! Cuando él abrió mi vulva, y como animal sediento empezó a chupármelo. Cambio de juego, alternaba lametazos y chupadas del clítoris con hondas metidas de lengua en la vagina mientras con sus manos amasaba mis nalgas y de vez en cuando ponía un dedo haciendo presión en mi culo. Yo estaba como loca, me frotaba los pechos, me relamía los labios, la cabeza me daba vueltas.
—Sí, sigue, sigue, chupa, chupa. ¡Aahhh!
Yo que raramente tengo orgasmos acababa de tener uno impresionante en tiempo récord. Cuando me recupere, dije:
—Gracias guapo, ahora quiero ver que es lo que tienes que ofrecer.
Sin más ceremonia le quite su biquini.
¡Madre del amor hermoso! ¡Que instrumento! No es que yo sea una experta, pero aquel nabo era varios centímetros más largo que el de Jorge y, sobre todo, era casi el doble de grueso. No sé si se pueden hacer pesas con ese órgano, pero algunos ejercicios especiales ya debían hacer para tenerlo así. Además, el niño se afeitaba o depilaba todo el pubis y aquella verga imperial estaba tan carente de vello como la de un bebe. Afortunadamente, por su tamaño nadie la confundiría con la de un bebe. Cogí el vergón con ambas manos y con temblorosa admiración lo desencapulle. ¡Qué maravilla! No pude contenerme y empecé a chuparlo. Poco a poco me lo metí en la boca. Por muchos esfuerzos que hice no conseguí poner dentro más de media ...
... polla. Antes de que se me dislocara la mandíbula saque la picha.
—Anda capullo, ponte a cuatro patas y da vueltas a la habitación como un perrito.
Él se bajó de la cama, y empezó a andar a gatas por la habitación. No sé qué me excitaba más, mi comportamiento irresponsable y alocado, la idea de que aquel magnifico ejemplar de belleza humana estaba allí obedeciéndome a mí, poniéndose a mi completa disposición o el ver, según se movía, por debajo de sus tersos glúteos, como los colgantes huevos se bamboleaban mientras su enhiesta y amenazante picha imperial le tocaba el ombligo. Si poderme contener me baje de la cama y me senté a caballito sobre él. Mientras él andaba yo le daba azotes en las nalgas.
—Demuéstrame lo fuerte que eres, ¡fóllame de pie!
Sin decir palabra, se puso en pie, me cogió por los sobacos y me levanto como una pluma (como ya he dicho, hace años que dejaron de compararme con una pluma), coloco mis piernas alrededor de su cintura y sin comentarios ni prolegómenos, de una embestida, me ensartó con su pollón. ¡Bendito niño! Menos mal que de mi orgasmo anterior estaba bien lubricada; si no allí me despelleja la vagina de por vida. Me quedé sin aliento, pero antes de que pudiera recobrar la respiración él ya estaba diestramente moviendo mis nalgas con sus potentes brazos ensartándome y desensartándome de su divino instrumento. Me movía en el aire, sin ningún esfuerzo, como si fuera una muñequita. Yo notaba sus testículos golpeándome el culo, mis pechos ...