1. Mi novia Luci, de santa a puta (II)


    Fecha: 09/02/2023, Categorías: Infidelidad Autor: KeyargaSama, Fuente: CuentoRelatos

    ... mucho?
    
    —Sí, bastante.
    
    —¿Aun te calienta?
    
    —Sí, un poco.
    
    Luciana se me acercó y comenzó a besarme. No intenté averiguar qué pasaba por su mente retorcida, solo me dejé llevar. Me besó los labios y el cuello mientras me acariciaba la verga. Tomé sus pechos con una mano y la otra la introduje bajo su faldón evangélico; le metí los dedos hasta hacerla gemir. Luci me sacó la verga del pantalón y me comenzó a masturbar. Yo le abrí la blusa con tanta brusquedad que los botones salieron volando, luego le arranqué el brasier y comencé a lamerle los pezones rosaditos.
    
    Estábamos súper calientes: mientras yo le besaba los pechos y le metía los dedos, ella me masturbaba y gemía. De pronto, me hizo una petición que yo jamás conseguiría olvidar: «Dime putita, dime putita». Sin poder resistirme más, le alcé la falda, le bajé los calzones, la acosté en el sofá y la penetré con fuerza.
    
    —Eres una putita —le susurré mientras la penetraba—. ¿Te gusta que te meta la verga? ¿Te gusta que te coja?
    
    —Sí, yo soy tu putita. Me encanta que me metas la verga.
    
    Derramé mi corrida en el interior de Luci y al sentirla, ella me suplicó que se la echara en la boca, pero no tuve tiempo de hacerlo. Nos quedamos acurrucados en el sillón, en silencio, durante varios minutos, luego nos bañamos juntos.
    
    A partir de ese día, algo cambió dentro de Luciana. Cada tarde iba a visitarme y cada tarde, terminábamos viendo porno y cogiendo en cualquier rincón de la casa. En cierta ocasión, incluso, ...
    ... nos bañamos en el jacuzzi de mis padres y lo hicimos en su cama.
    
    —Oye, he estado pensando en algo —me dijo un día de la nada, mientras yacíamos desnudos en mi habitación—. Yo creo que si algo tenemos que aprender de esta pandemia, eso es la importancia de cuidar la salud. Quiero comenzar a hacer ejercicio contigo, pero no tengo ropa deportiva.
    
    Capté la indirecta de inmediato. Al día siguiente me la llevé a la ciudad para que renovara su guardarropa. Le compré varias prendas deportivas, sí, pero también ropa de uso diario, porque ya estaba harto de verla ataviada con los faldones y blusones que estilaban las mujeres de su iglesia. De pronto, pasó de vestirse con ropa holgada a vestirse con ropa entalladita que evidenciaba su figura y mostraba bastante piel. Incluso le compré un traje de baño de una pieza, que se estrenó la tarde en la que me la llevé al rio para enseñarle a nadar.
    
    Luciana comenzó a visitar con más frecuencia la casa de su amiga Melisa, quien una tarde, se la llevó al salón de belleza para que le cortaran, alaciaran y pintaran el pelo. Al ver a mi Luci con el cabello rubio, sentí que se me paraba el corazón.
    
    Adopté la costumbre de fotografiar a Luciana en todas partes. Hicimos sesiones en el rio, en la iglesia, en el parque e incluso en los cañaverales. Las mejores fotos ella las subía a su cuenta de Instagram, donde recibía cientos de corazones. También hicimos sesiones en la intimidad. No tardamos mucho en descubrir que nos excitaba fotografiarnos ...
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