Ocurrió en el sur (II)
Fecha: 14/02/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: campillo, Fuente: CuentoRelatos
I
Pasaron un par de meses sin que la visita de Félix fuera para mi, pero no por eso dejó de frecuentar la familia, así siguió visitándonos en casa; todo seguía como si nada. No parecía haber ocurrido nada trascendente que pudiera alterar las conductas ni las relaciones. Nadie parecía recordar nada, ni haber acontecido nada. No volvimos a hablar del asunto con mi marido y mucho menos con Félix.
Por mi parte, no podía olvidar lo ocurrido y lo tenía siempre presente; no paraba de revisarlo una y otra vez, y atender a las situaciones que repensaba incesantemente, cada vez más confusa. No me podía olvidar de una experiencia que me había marcado a fuego. Poco a poco me sorprendí con pensamientos y conductas que me llamaron la atención. Por de pronto, me hallé a mi misma repasando con insistencia todo lo ocurrido, experimentando al hacerlo algunos sentimientos contradictorios: Como desde el principio, rechazaba lo que había vivido, con la misma fuerza que el primer día, pero fui advirtiendo que lo que pasó había dejado su huella y el tiempo iba atemperando su fealdad.
Había desarrollado en mi alguna forma de placer en la sumisión, en la obediencia y la violencia, porque comenzaba a rememorarlo todo con cierto agrado, cierta satisfacción de tener que obedecer o en la presencia de una autoridad; Ya no me parecía todo tan desagradable y por momentos pensé que había aprendido a gozar por la cola, aunque no me había permitido reconocérmelo. No en vano había aceptado de mi ...
... marido todo lo que me había impuesto y le había obedecido puntualmente, pero era consciente había guardado reserva de algunas cosas, además de haber avanzado en ceder ante Félix en cuestiones que no se hablaron con mi marido, lo que hacía reconocer en él cierta forma de autoridad.
Cuando pensaba en los episodios vividos con Félix, no encontraba ya tan chocante la situación; sí recordaba su presencia, su aplomo y su autoridad, que desdibujaban lo que en su momento me pareció tan desagradable. De alguna forma había desarrollado en mi un sentimiento hacia él que no era el rechazo inicial y, que si bien no era admiración, era sin dudas un cierto respeto por quien me había sometido de esa forma, me había roto el culo sin piedad y la forma en que había doblegado mi voluntad logrando todo lo que había conseguido, al margen de las órdenes de mi marido Marcelo, las que había excedido generosamente.
¿Por qué había aceptado hacer lo que mi marido no me había mandado? ¿Por qué guardaba en reserva mis sentimientos e impresiones? Sin dudas que se había generado una relación entre mi culeador y yo, que era distinta y particular en la cual aparecía él, como dominante. En mi fuero íntimo rechazaba esta forma simpática y hasta placentera de recordarlo, pero de hecho fue apareciendo y creciendo de a poco en mi, una suerte de nostalgia y una visión respetuosa de ese macho desconsiderado y brutal, que no dudaba en ensartarme con violencia y usar de mi, sin atisbo de cariño ni nada, al tiempo que ...