1. Me he convertido en una verdadera puta


    Fecha: 20/06/2018, Categorías: Incesto Autor: muyhot, Fuente: CuentoRelatos

    Llevo casada 4 años y mi vida sexual es muy buena, es la segunda vez que me caso y la diferencia entre mi primer y mi segundo marido son enormes en todos los sentidos, desde el punto de vista económico hasta el sexual.
    
    Con mi actual marido me he convertido en una verdadera puta, aunque alguna vez también me he parado a pensar que tal vez desperdicie el tiempo, pase por el altar muy joven y mi primer marido nunca logro hacerme disfrutar en la cama, después conocí a mi pareja actual y todo fue muy diferente, así que no sabía si mi marido actual era una maquina en la cama o mi ex-marido era penoso follando, seguramente sería una combinación de ambas cosas.
    
    Siempre he sabido atraer miradas, ser el foco de atención, me encanta mostrar que la gente se quede mirando mi culo y mis tetas, mi marido lo sabe y al principio no le hacía gracia, pero ahora no tiene problemas en que su mujer le guste enseñar, el problema es que a mí me gusta demasiado.
    
    Ahora os contare alguna cosilla que me ha ocurrido.
    
    Suelo ir a un gimnasio en el que ejercito mi cuerpo con una compañera de la infancia, un día ingresó un hombre maduro de unos 40 años muy bien conservado por cierto, poco a poco me empezó a atraer, realmente no dejaba de mirarme y se ponía nervioso cuando yo me daba cuenta o pasaba cerca de él, era de espalda ancha y piel morena y en sus pantalones deportivos marcaba un gran paquete, con el que yo fantaseaba en la ducha.
    
    Me gusta mucho hacer ejercicio, ya que me gusta llevar ...
    ... ropa deportiva ajustada y corta, me encanta que los chicos me miren mientras mis tetas se contonean y sudo haciendo ejercicio, además me encanta gemir más de lo normal cuando estoy realizando algún esfuerzo.
    
    Desde que vi que mi nuevo admirador no dejaba de observarme empecé a jugar con él, me divertía ver como reaccionaba cuando pasaba cerca de él, procuraba que me viera haciendo ejercicio y que me escuchara gimiendo, así fue el juego durante varios días.
    
    Cuando follaba con mi marido me imaginaba a mi nuevo admirador dándome duro. Como cuando bebo, hablo de más, un día que me pase con el vino, dije:
    
    —En el gimnasio hay uno que se parece a ti y me desnuda con la mirada.
    
    —¿Y qué quieres decirme con eso?
    
    —Nada, le paso cerca y me mira el culo.
    
    —¿Y te lo quieres follar?
    
    — No, solo te digo que ocurre eso y a mí me gusta cuando pasa, me excita.
    
    A las dos semanas, mientras follábamos:
    
    —¿Te acuerdas que me dijiste que si me quería follar al tío del gimnasio?
    
    —Si
    
    —La verdad es que sí, me lo quiero follar, me excita mucho.
    
    Al decir esto último, me corrí.
    
    A mi marido no le importo lo que le dije ya que como estábamos follando, pensaba que serían fantasías para darle más emoción al sexo y como sabía que me tiene más que satisfecha, asume que todo lo que digo es para tomarle el pelo.
    
    Yo seguí mi juego y aproveché que ya hacía calor para empezar a ir al gimnasio más ligera de ropas y llevarme bikinis más atrevidos a la piscina a la que él también ...
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