El regalo: Un antes y un después (Vigésima segunda parte)
Fecha: 08/03/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
—Son las diez de la mañana y nuestro «ogro» no ha llegado. ¿Sabes algo de él, corazón? — Preguntó desde su escritorio Magdalena, girándose en su silla y colocándose de pie, se acercó hasta uno de los archivadores para buscar alguna carpeta, sin dejar de observarme.
—Pues nada la verdad. No ha dado señales de vida. Tal vez esté de compras, preparándose para el viaje o reunido con su familia. —Le respondí completamente desinteresada.
Hasta esa hora de la mañana no había reparado en mi jefe. Pero la pregunta de mi compañera de oficina, despertó en mí el interés por saber si él habría cumplido con su promesa. Pero no hice el intento de llamarlo. ¡Para qué molestarlo! Mejor me dirigí hasta la cocina y preparándome un café, realicé la rutinaria llamada a Rodrigo.
—¡Hola mi amor! ¿Cómo te ha ido esta mañana? —Lo saludé y le pregunté a continuación como se encontraba.
—Mi vida… ¡Pero qué milagro! Jajaja. Yo bien, ando un poco apurado con los documentos para el préstamo de la empresa aquella que visité en Cercedilla. Debo tramitarlo con la gerente del banco cuanto antes; necesitamos que salga esa comisión para el otro mes, que sabes bien cómo andamos, con los bolsillos tan ajustados. ¿Y tú? ¿Todo bien en tu oficina? ¿Qué tal con tu jefecito? —Otro que estaba interesado por tener noticias. —Ya éramos tres–.
—Pues Cielo, ni idea. —Y me aparté del mesón con mi taza en la mano, buscando un espacio lejos de los oídos de la señora Dolores, y qué me otorgara la intimidad ...
... necesaria para conversar con Rodrigo–. Hasta el momento no ha llegado y no tengo razón ni chica ni grande de cómo le habrá ido con su esposa. Esperemos que bien. ¿Y tú amiguita Paola?...
—Hoy no trabaja mi amor. Tiene un día de compensatorio, por haber trabajado el fin de semana. Pero si tú quieres, la busco después en su hotel para darle tus saludos. ¡Jajaja! —Me respondió tan gracioso y despreocupado que entendí que mis dudas, sobre la relación de esa mujer y mi esposo, eran totalmente infundadas. O bueno, eso creí. Entre cosas… ¿Cuál hotel?
Y sin mucho más por contarnos, nos despedimos los dos, con un beso, un te amo y un ¡Hasta más tarde! Tan esperanzador como amoroso. Trabajé muy concentrada, empeñada en tener todo en orden para la visita a las oficinas en Turín, compilando datos, facturas y documentos, diagramas y presentaciones, todo lo necesario para realizar nuestra financiera evaluación. Lo guardé todo en dos memorias USB, una para mi jefe y la otra de respaldo para mí.
Ya en la hora del almuerzo, Amanda emocionada por mi viaje, me comentó que ya había realizado las reservas de vuelo y estadía en un hotel en el centro de aquella ciudad, muy cerca de las nuevas oficinas. Magdalena se sobresaltó acordándose de algo y de inmediato metió su mano al bolso negro y del interior, tomó una bolsa pequeña de regalo y me lo entregó.
—Silvia, tesoro. Mira, casi lo olvido por completo. Ayer pasé por el almacén y escogí estos pendientes para complementar tu vestuario. Es ...