-
Bastón blanco
Fecha: 12/03/2023, Categorías: Anal Autor: Geronimo68, Fuente: CuentoRelatos
Cuando miré por segunda vez, me percaté del bastón blanco. La señora retomó su sentido de marcha, caminó hasta el borde de la acera y esperó. Parecía como aturdida aunque no asustada. El tránsito de coches era intenso. Algunos transeúntes se pararon a su lado sin prestarle atención. Cuando el semáforo dio paso, todos se fueron e incluso algunos se la chocaron en el afán de avanzar. Ella no atinó a avanzar. Esperó. Opté entonces por acercarme. Le dije que estuviera tranquila, que ya cruzaríamos. Rocé la mano que sostenía el bastón y ella sonrió con los ojos abiertos como mirando a la distancia. Cuando se pudo cruzar, apoyé mi mano es su cintura para animarla a caminar. Cruzamos sin inconvenientes. -Gracias. No me pasa esto de marearme. Solo que de pronto me sentí aturdida por el ruido del tránsito y preferí esperar. Percibí mucha gente a mi lado. Solo cuando sentí el roce de tu mano supe que eras de confiar! -De verdad? -Sí, claro… una desarrolla otros sentidos para “ver” sin valerse de los ojos… Me dejas caminar tomando tu brazo y ya puedo determinar cómo es tu físico… -Evidentemente debo ser de confiar… se ha soltado así como así a conversar conmigo y hace dos minutos ni me conocía! -Ja-ja… es cierto. La verdad no salí de mi casa por nada especial… simplemente a escuchar sonidos y a sentir a las personas cerca… Me aturdí un poco -cosa que no suele sucederme- y apareciste tú… -Casualidades de la vida. Tampoco suelo caminar mucho por estas calles o por estas ...
... aceras, mejor dicho… -Me alegra que justo hoy haya sido así! Justo el día que me “mareo”… -Bueno, gracias… fue un gusto ayudarla! -Estás apurado? - Ni tanto ni tan poco, sinceramente… -Bueno, bueno… no me perdonaría demorarte… me llamo Eloísa. -Gerónimo… mucho gusto! -Gerónimo… de verdad no es mi intención demorar tu marcha. Me agrada hablar contigo pero no forzadamente… -No hay problema. No tengo nada tan urgente por hacer… -Te creo… pero si quieres te llevas mi número de teléfono y si en algún momento te acuerdas y quieres charlar, me llamas… Y te dejo seguir. Yo ya me arreglo sola! -Sí, claro… Será un gusto! Intercambiamos número telefónicos, nos despedimos y caminamos uno para cada lado. Decidí cruzar la calle y desde allí la observé caminar. Ya no dudaba y el andar era más firme. Recién me percaté que llevaba ropa de oficinista o algo así. Saco entallado y pantalón más suelto. Una buena figura de señora cuarentona y elegante. Acaso una semana más tarde, mi teléfono anunció la entrada de un mensaje: “Si caminas hoy por la misma calle y a la misma hora, quizás nos encontremos. Eloísa”. Recordé que aquel encuentro había tenido lugar cerca de las 5 de la tarde y le respondí: “Trataré de llegar a esa hora”. La encontré caminando tranquilamente y la observé desde lejos. Realmente tenía buena figura. Me fui acercando despacio. -¿Cómo se las ingenia para estar tan elegante? Sonrió a escucharme. –Gracias. Son años! -No me parece que ...