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Bastón blanco
Fecha: 12/03/2023, Categorías: Anal Autor: Geronimo68, Fuente: CuentoRelatos
... tantos… -Muy gentil. Gracias! -La invito a sentarnos. En un bar que hay por aquí o simplemente en la plaza. -Gracias. Prefiero la plaza… no deseo encerrarme! Me daba lo mismo. Solo quería conocerla. Conocer detalles de su vida. De cómo era su rutina y las habilidades que desarrollaba para suplir la falta de visión. La acompañé hasta un banco y nos sentamos. Era una tarde tranquila y agradable. -Me equivoco si pienso que tienes menos de treinta? -dijo -No. Algo más de veinticinco… ¿Cómo lo sabe? -Bueno… por tu voz. Aunque no solo eso. También tu caminar. -Pero si no… -Ya… no puedo verte pero puedo escuchar como suenan tus pasos… Son enérgicos! Tuvimos una hermosa charla y terminé aprendiendo muchas cosas. Conociendo el mundo de Eloísa… que finalmente no parecía tan sombrío y oscuro. Los temas se sucedieron y el tiempo transcurrió. Se hizo de noche y supuse que ella no lo notaba… -Debe ser ya cerca de la hora 21, dijo. Miré el reloj y le dije que eran las 20:50 -¿Cómo lo sabe? -Mi cuerpo lo registra. Me he habituado a sentir el cambio de temperatura o el no sentir el sol en la piel. Además mi mente parece que registra el rato transcurrido desde que cae la tarde, por ejemplo… Tengo reloj pero lo uso muy específicamente. -Me parece fascinante! -Gracias… Si estás dispuesto a tener otro encuentro y otra charla, te propongo que dejemos tema para entonces. Ahora debo ir a casa. Es hora de descansar… -La acompaño! -Como ...
... quieras! Nos fuimos caminando lentamente. Me dijo que trabajaba como telefonista en una empresa y que estaba muy a gusto. Por supuesto, contaba con una consola adaptada. Nos despedimos en la puerta de su casa, con la promesa de volver a encontrarnos. Y nos encontramos… Cuatro o cinco días después recibí su mensaje y fui hasta la misma plaza. La encontré sentada en el mismo banco. -Hola, Eloísa… -Hola Gerónimo… cómo has estado? -Bien, gracias. Y usted? -Como de costumbre. Trabajando y luego en mi casa… Enseguida nos envolvimos en la charla que cada vez ahondaba en nuestras vidas. O acaso más en la de ella. Supe que no era casada. Que había podido comprase esa casita y estaba encantada con eso. Vivía sola aunque solía recibir amigas que le brindaban compañía. Algunas hasta se quedaban por una noche o incluso un par de días. -He tenido novios e incluso tal vez hubiera podido casarme. Pero preferí permanecer soltera… -Está aún a tiempo. Es joven… -Ja!… gracias. Quizás no, pero ya para contraer matrimonio, no… Permanecimos un par de horas muy conversadas, hasta que cayó la tarde. -Mañana es sábado y ya no trabajo… y tú? -Tampoco… hoy he terminado mi semana laboral. -Te invito a mi casa. Tengo comida, algo de beber y podemos seguir conversando. -Pues… por mí no hay inconveniente! Solo que no quisiera abusar… -Para nada… yo invito! Pues entonces andemos! Su casa era sencilla y ordenada. Todo al alcance de la mano. Después de cenar, ...