1. El placer de la paja


    Fecha: 02/04/2023, Categorías: Masturbación Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... cómo darles solución. Ellos me dicen que prefieren tocar el sexo húmedo de su mujer, hurgar en la concha y besarla, lamerla, husmearla como perros antes que dejarse masturbar por ella. Pero Antonio, con tan macho que es y poco de hacer mariconadas, me ha masturbado más de diez veces. Debe ser por el cariño que me tiene, si no es porque su lengua es atrevida para decir cosas que le dejen en buen lugar. Hasta el momento actual no se me ha resistido ningún hombre heterosexual. «Dejo que me folles si tú me masturbas hasta que me corra» y todos aflojan sus resistencias. También he de reconocer que tengo un culo de puto perdido, y todo ayuda.
    
    Antes de casarse mi hermana Alba, sí le pedía que me masturbara y lo hacía muy bien. No sabe mi cuñado —o quizá sí—, el favor que le he hecho enseñando a mi hermana Alba a masturbar una polla. Llegó a hacerlo divinamente, incluso le gustaba mi lefa. No sé qué hará con su marido, pero si él no aprovecha esa cualidad de su esposa, es tonto del culo.
    
    Mi hermana, cuando yo estaba en mi estudio haciendo los deberes o en mi época de estudiante universitario, se metía debajo de la mesa, me abría la bragueta, me sacaba el paquete y comenzaba a masturbarme hasta que me hacía derramar mi leche. Era mi placer sorpresa. Cuando mi hermana no estaba, no tenía más remedio que con una mano pasar hojas y con la otra, bragueta abierta y paquete fuera, bruñir mi pinga hasta sacar mi lefa.
    
    Con la mano de él
    
    La masturbación recíproca con otro ...
    ... hombre es una de esas cosas que han llegado a formar parte del grupo de mis favoritas. Todos nos tocamos de una u otra manera, unos tocamientos no llaman la atención porque son habituales en público, como un saludo con darse la mano, y otros tocamientos son más agradables y solemos hacerlos con algo más de privacidad. De entre estos hay unos que yo llamo el «acto sensual» —diferente y previo al acto sexual—, aunque no se toque el sexo, se siente en las bolas una especie de cosquillas muy agradables como si fuera una pequeña electrificación que produce mucho placer ¡pero que mucho placer! Todos tenemos diferentes maneras de tocarnos. La mano descubre nuevos objetos de diferentes texturas y nuestros genitales se sorprenden con las caricias que le llegan por comunicación o que reciben directamente.
    
    Es una escena muy tierna, imagínate que estáis tú y tu amigo, amante, esposo u otro, pero estáis dos, dos cuerpos acariciados por los dedos de dos soles, porque dos chicos desnudos juntos son cómo dos soles; dos cuerpos acariciados por las manos de dos artistas, por el abrazo de dos amantes. Tú lo contemplas y lo ves desnudo, ansioso y dispuesto, él te contempla y te ve deseoso, anhelante, ansioso, ávido, expectante, sediento de placer y os contempláis, os miráis y os agradáis. Nos hemos tocado los labios, hemos metido el dedo en la boca, hemos besado los ojos, la nariz y los labios, hemos acariciado los pezones y los hemos lamido, hemos paseado los dedos por los nudos de la columna ...