1. La esclava del sexo 1 (contado por ella)


    Fecha: 23/06/2018, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... podría mostrarse tal como era: Una hembra de rostro hermoso, con piernas torneadas y exuberantes “Lo dejaré mudo de admiración” dije dentro de mí, y venciendo todo rastro de temor, salí.
    
    Al verme, Yaro; que así se llama, se puso de pie en silencio, y como una fiera sexual dominante que disfruta a su hembra, recorrió con sus ojos profesionales todo mi cuerpo. “Date una vuelta”, me ordenó. Yo, completamente dominada por la salvaje excitación sexual que sentía, me di la vuelta para él.
    
    “Jamás había visto una mujer más completamente bella que tu” Me dijo, con una pasión concentrada, y con poder varonil se acercó a mí, me tomó con fuerza de mis cabellos elevando mi barbilla, y mis labios entre-abiertos y calientes, recibieron su primer beso con excitada y apasionada sumisión y entrega. Y mientras sentía su dominio, su lengua recorría el interior de mi boca. Yo ya era suya.
    
    Luego, me volteó de espaldas, de cara a la pared, sostenida por mis manos, mientras sus dientes de fuego mordían mi nuca y mi cuello. Y mientras sentía que se desvestía y me desvestía, sus labios fogosos besaron y mordieron mi espalda, mi cintura, mis nalgas redondas y macizas, la curvatura de mis muslos carnosos y vírgenes, mis delicadas pantorrillas que jamás ningún hombre había acariciado. Y cuando parecía que yo iba a explotar de deseo, mientras besaba mi nuca, y sus manos apretaban mis senos, una verga ardiente e hinchada irrumpió en medio de mis nalgas, haciéndome sentir su vigor de ...
    ... varón.
    
    Luego, suavemente me susurró al oído: “¿Te sientes mujer, te sientes una hembra rica de verdad?”
    
    “Si”, le dije, mientras buscaba de costado sus labios, sintiendo el empuje de su enorme verga, simulando penetrarme por detrás.
    
    “Ahora, te voy a hacer mi mujer, te voy a culiar rico, para que sientas mi verga en tu rica vagina, ¿te quieres dejar culiar de mí?”
    
    “Sí, quiero que me hagas tu mujer”, le dije susurrando con suave intensidad.
    
    A continuación me dio la vuelta, y después de acariciarme toda, besándome, con su lengua dentro de mi boca, me fue penetrando despacio, hasta llegar a lo más hondo de mis entrañas. Él iba metiendo y sacando su grande y gorda verga de proxeneta, mientras me decía: “Te voy a hacer conocer distintos ambientes”, “te voy a hacer que disfrutes la carne”, “voy a hacer que te vuelvas loca por la verga” “Dejarás todo a un lado por mí”, “Te convertiré en la más rica y complaciente de las putas”
    
    Y yo, trastornada de placer, a cada una de esas frases respondía: “Si, si, lo haré, lo haré papito”
    
    Y me culió, despacio y con gozo, con el dominio de un macho que hace suya a una hembra que disfruta complacida su obediencia.
    
    Después de culiarme por más de una hora, haciéndome sentir varias veces lo que era un orgasmo, Yaro me tuvo acurrucada, besándome con ternura, mientras yo acariciaba su gran verga, siempre erecta. Esa fue mi entrada al excitante, turbulento, y carnal mundo de los hombres que me empezaron a convertir paulatinamente en su hembra, su ...