1. El Vecino Ruidoso Cap. I


    Fecha: 11/04/2023, Categorías: Bisexuales Autor: cachopo, Fuente: RelatosEróticos

    ... Tendría unos trece años. Mi padre se levantó cachondo y empezó a tontear con mi madre que lo apartó de malas formas y le empezó a echar cosas en cara: que siempre pensaba en lo mismo, que todavía olía a whisky, que tenía que arre
    
    glar el desagüe del fregadero, que
    
    se pasaba el día durmiendo… Y
    
    o decidí coger mi taza de
    
    ColaC
    
    ao
    
    e irme al salón. La discusión siguió un rato, desde hacía tiempo era lo normal
    
    el poco tiempo que pasaban juntos
    
    .
    
    Aquellas riñas eran diarias y retrasmitidas a gritos para el resto de vecinos, incluso para la zorra de la vecina de abajo y su marido calzonazos.
    
    Mi padre llegó al salón todavía en gayumbos, su empalme había bajado un poco, pero se le marcaba perfectamente en los holgados Abanderado blancos que siempre llevaba. Tras poner el partido de baloncesto en la televisión, se giró y me dijo:
    
    - Hijo, ¿sabes porque las mujeres discuten tanto con sus maridos? – No le respondí, solo miré co
    
    mo se rascaba los huevos y
    
    se olía la mano con naturalidad. Puso cierta cara de placer al recibir ese estimulo olfativo. – Para no follar… así de simple. Tú te preguntarás en su momento ¿qué ha pasado?, ¿por qué discutimos tanto?... Pero la respuesta es muy fácil. Para no follar. – Casi deletreó.
    
    Yo no respondí y el me ignoró al no recibir respuesta.
    
    La comunicación nunca fue fluida entre nosotros. Y es que mi padre no fue nunca de conversaciones, era más bien de afirmaciones. Creo que él pensaba que yo lo ignoraba, ...
    ... pero recordaba cada una de sus palabras, casi a diario desde que nació mi hijo. En cierto modo extrañaba a ese padre putero que odié durante años.
    
    Como podéis ver me cas
    
    é joven, para lo que es habitual en la actualidad
    
    , empujado por el conservadurismo de la familia de mi mujer y fomentado por escapar de la casa de mi amargada madre. Ahora vivo
    
    en la típica urbanización de nueva construcción de las afueras de Madrid, con su piscina y parque infantil dentro de las instalaciones comunes. Una urbanización preparada para tener dos o tres hijos, en el que todas las parejas parecemos clones. Todos rondamos la treintena, con uno o varios hijos pequeños o en camino de tenerlos. Un sitio que cada vez me d
    
    eprimía más. Aunque todo pareciese
    
    genial, yo cada día era más infeliz.
    
    Mi matrimonio no es el único que funciona mal en aquel extraño ecosistema en el que nos habíamos recluido voluntariamente. No era un consuelo, pero
    
    allí
    
    encontré la solidaridad de un par de vecinos camaradas en la misma situación que yo. Nos llamamos camaradas porque el racionamie
    
    nto de sexo une más que el ideario comunista
    
    . Ellos están casi tan amargados como yo, los tres nos matándonos a pajas como quinceañeros. Aunque yo c
    
    reo que soy el caso más extremo, e
    
    llos al menos follan de vez en cuando. Yo les miento por vergüenza, y creen que algún polvo he echado en los últimos meses.
    
    El único que no encaja en el perfil de parejas clónicas de la urbanización es mi vecino de ...
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