1. El examen médico


    Fecha: 13/04/2023, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... cogía un aceite para echármelo por la espalda. Conseguí relajarme, aunque solo fuera temporal, y disfruté el masaje. Durante unos minutos, sus expertas manos y brazos recorrieron mis piernas y mi espalda deshaciendo las contracturas y nudos que se encontraban.
    
    - Hemos terminado con el masaje. Gírate, que vamos a continuar con la exploración.
    
    Me di la vuelta y quedé tumbado mientras observaba su espectacular cuerpo y su preciosa cara. Volvió a ponerse un par de guantes para continuar con la revisión, pero antes, se desabrochó la bata dejando al descubierto sus preciosos pechos. Observé que debajo de la bata solo llevaba unas braguitas de encaje negro.
    
    Masajeó mi vientre en busca de algún dolor y poco a poco fue bajando hasta la zona en la que mi erección era más que evidente.
    
    - Ahora voy a revisar esta zona, tienes que estar tranquilo. Abre las piernas y sube las rodillas.
    
    Las manos expertas de la doctora abrieron mis piernas y subieron mis rodillas, dejando mi zona íntima a su disposición. Masajeó mis testículos depilados para la ocasión, despacio, con contundencia pero con suavidad, buscando alguna anomalía. No tenía prisa, fue recorriendo toda la zona mientras yo lo disfrutaba. Unos minutos después pasó al pene, con una erección difícil de disimular…
    
    - Esto no está bien, no se pueden tener erecciones en la consulta del médico.
    
    - Lo siento, doctora… - balbuceé.
    
    - No es suficiente, te llevarás unos azotes después!
    
    La doctora cogió aceite y ...
    ... continuó masajeando mi pene, igual que con los testículos, despacio, explorando que todo estuviera bien. Bajó el prepucio hacia abajo y con los guantes lubricados jugueteaba con el glande, era una sensación brutal. Lo acariciaba con una delicadeza que solo una experimentada doctora puede tener. Paró, porque unos segundos más y no habría podido aguantar…
    
    Mientras me hablaba, empezó a masajear con sus dedos la zona de mi ano, aprovechando que mis piernas estaban abiertas. Pero todavía faltaba lo mejor…
    
    - Esta zona está bien, vamos a explorar la próstata. Date la vuelta y ponte a cuatro patas.
    
    - ¿Es necesario doctora? ¿Me dolerá?
    
    - ¡Claro que es necesario! Te dolerá, pero tienes que aguantarlo.
    
    Esa orden me volvió a subir las pulsaciones. Obedecí. Me puse a cuatro patas con el culo cerca de ella. Noté como echaba aceite sobre mi ano que estaba deseando ser penetrado. Mientras con una mano empezaba a aplicar el lubricante, con la otra me dió algunos cachetes en el culo.
    
    - Así aprenderás.
    
    Me puso a 100. Estaba totalmente a su merced, desnudo, mientras ella me azotaba y empezaba a profanar mi culo… Empezó a introducir un dedo, suavemente, y antes de continuar me dijo que había que aplicar un enema.
    
    - Voy a aplicarte unos enemas para limpiar la zona. ¿Vas a estar relajado?
    
    - Sí, doctora, seré bueno.
    
    - Así me gusta, sigue a cuatro patas.
    
    Escuché como se retiraba para coger el enema. Volvió y antes de que pudiera darme cuenta, introdujo la cánula en mi ano. ...