1. El examen médico


    Fecha: 13/04/2023, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... Noté como mi interior se llenaba de agua, poco a poco, lo que aumentaba mi excitación.
    
    La doctora lo notaba, y lo mismo me daba un azote que me apretaba levemente los testículos. Volvió a llenar el enema varias veces hasta que no aguanté más y fui al baño.
    
    Cuando volví, me estaba esperando con su sonrisa picarona, ya desnuda, sin rastro de bata, pero con los guantes. En ese momento me di cuenta que su actitud ahora era dominante. La imagen me excitó todavía más mientras me señalaba la camilla.
    
    - Ven campeón, queda lo mejor…
    
    Sin llegar a subirme otra vez, la doctora empujó mi espalda para que apoyara mis brazos sobre la camilla. Abrió mis piernas de tal manera que mi culo quedó a la altura de sus manos, y así poder jugar conmigo como quisiera... Lubricó sus guantes y me introdujo primero un dedo, con delicadeza pero con contundencia. Mi espalda se dobló del placer. Fue entrando poco a poco, mientras lo disfrutaba ella y yo, hasta llegar a la próstata. La acariciaba suavemente, mientras yo me retorcía del gusto. Primero con un dedo, luego con dos, despacio, viendo cómo disfrutaba mi cuerpo.
    
    Continuó un buen rato, con mi ano ...
    ... totalmente dilatado, con varios dedos, mientras que me azotaba con la mano y me cogía los testículos con fuerza. Estaba disfrutando como nunca.
    
    - Sube a la camilla y abre las piernas.
    
    Volví a subirme y me tumbé en el borde de la camilla boca arriba con las piernas abiertas hacia la doctora. Mientras, se puso un arnés con un consolador de látex que lubricó con sus manos.
    
    Muy despacio me lo introdujo en el ano con el movimiento de su cadera. Mis piernas, temblorosas, se agarraban a ella para no perderse aquellos movimientos. Con sus manos, enguatadas y lubricadas, cogió mi pene erecto y bajó el prepucio, acariciándolo, suavemente, en unos movimientos indescriptibles. Lo masajeó de arriba a abajo, primero despacio, después subiendo el ritmo, hasta que no pudo más y explotó.
    
    Un enorme orgasmo me recorrió por completo, y entre gemidos, la abundante eyaculación manaba de mi pene en cada espasmo. Poco a poco, mi cuerpo iba quedando exhausto hasta que quedó totalmente inmóvil, después de haber disfrutado del mejor examen médico de la historia.
    
    La doctora, me acarició por última vez los testículos.
    
    - Muy bien Fran, hemos terminado, puedes vestirte 
«123»