Insomnio, confinamiento y sexo
Fecha: 17/04/2023,
Categorías:
Voyerismo
Autor: L0LA, Fuente: CuentoRelatos
... tocaba salir a hacer compra. Al volver, revisé el buzón. Había una nota:
“Hola, Lola,
He disfrutado mucho esta noche.
Si quieres que juguemos más
este es mi Instagram
Besos,
Pablo.”
Yo pensando que ya no quería verme y lo que quería era follarme.
Subí la compra, dejé las bolsas en el suelo de la cocina y lo busqué en Instagram.
El chico lucía muy bien en todas las fotos: guapo, hombros fuertes, ojos verdes… Yo llevaba 40 días sin ver carne; me valía casi cualquier cosa y Pablo era mucho más que cualquier cosa.
A mitad de inspección empecé a sentirme caliente y sin dudarlo, me fui a la cama y me recreé acariciándome con una mano mientras con la otra iba deslizando las fotos de Pablo en mi móvil. Terminé y me quedé unos minutos en la cama exhausta.
Una vez decidí moverme, me fui a por el móvil de nuevo y le di a “Seguir”. Como por arte de magia, en menos de un minuto, empezó a seguirme él también y empezamos a chatear.
El chico parecía majo. Me contó lo mucho que se excitó al oírme; como disfrutó al verme y cuanto había fantaseado con tocarme. Yo estaba echando humo otra vez. No quería meter a un desconocido en mi casa en plena pandemia pero…, tampoco quería seguir subiéndome por las paredes.
Las puertas del cielo y las de mi casa se abrieron cuando me dijo que llevaba 40 días encerrado sin ver a nadie. Yo pensé que, en ese caso, dos personas sanas que se juntan, no es un ejemplo, pero tampoco podíamos hacer daño a nadie. Así que ...
... decidí bajar la guardia.
Me propuso venir a mi casa esa noche a ver una peli juntos. Con una sonrisa llena de deseo y con mis dedos en llamas respondí:
-Solo si te curras la cena.
Cocinar no es lo mío y no quería regalarme. Prefería venderme por un plato de comida caliente.
Tras interesarse por mis gustos culinarios, decidimos que vendría a las 8 de la tarde con la cena.
Mi cabeza y mi coño echaban humo, me recreé en una sesión de belleza; lo preparé todo y enseguida llegó la hora.
Abrí la puerta llevando una camiseta de chico que no llegaba a tapar del todo mi culo. Le invité a pasar y caminé por el pasillo delante de él para lucirme. Había decidido dejarme la melena suelta, me había maquillado un poco y me había perfumado otro poco. Sabía que no tenía que seducirle, que ya le tenía en mi red de araña listo para devorar; pero me apetecía arreglarme y jugar a provocar.
El juego de la provocación duró poco. Tan pronto soltó las bolsas que traía con la cena me acerqué a él, le sequé el sudor de su frente. El pobre estaba nervioso, ya se había dado cuenta que realmente mi cena era él.
Mientras le secaba el sudor, miré hacia abajo y encontré que en su pantalón había algo apuntando. Mi plan era cenar primero pero, no pude evitar mirarle a sus ojos verdes y con mi sonrisa de niña buena paseé mi dedo desde su hombro hasta su pecho, hasta su abdomen y después, hacia ese bulto gigante que me había hecho humedecer de nuevo. El chico seguía tan nervioso como ...