Una mamada deliciosa
Fecha: 27/04/2023,
Categorías:
Sexo oral
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... que por favor no me lo metiera, ya que yo era todavía virgen y que lo que él quería hacerme seria una violación. Entre llantos y suplicas le ofrecí que para satisfacerlo yo podía chupárselo todo lo que quisiera.
Solo entonces él pareció tranquilizarse un poco, me soltó y se acomodo con las piernas separadas en su asiento, entonces tomando mi cabeza desde la nuca, me empujo hacia su verga y me dijo:
-¡Bueno ya, hazme una rica chupada!
Me acerque a su miembro dubitativamente, pero era indudable que tendría que hacérselo. Cuando puse mis labios sobre el pene, sentí que exhalaba ese especial aroma a macho. No me fue posible impedir que mis recuerdos volaran hacia mis deliciosas sesiones de sexo oral con Sergio, sinceramente me excite muchisimo, y comencé a chupárselo tal y como recordaba habérselo hecho a Sergio innumerables veces.
Seguí mamándoselo con todas mis ganas, él me pidió que se lo hiciera más rápido y más fuerte, seguí sus indicaciones y al instante pude apreciar como sus rodillas se estremecían y su cuerpo adquiría rigidez. Entre contorsiones y ahogados jadeos, su hinchada y excitada herramienta comenzó a hincharse, en el inequívoco síntoma que antecede a la eyaculación. Casi enseguida ...
... percibí una cremosa humedad en mi lengua y unos instantes después un espeso chorro de cálido fluido se derramo en mi boca, en ese momento retire el miembro de la boca y algunos chorros de semen bañaron mi cara, mientras yo se la seguía meneando con mi mano.
Expelió el resto de su espeso moco sobre mi mano, un torrente interminable de esperma se esparcía sobre mis dedos, regándolos con el blancuzco semen que brotó abundante de su miembro.
Cuando termine de tragar las espesas pruebas de los espasmos finales que habían saltado en mi garganta, con mi lengua le acaricie el embadurnado miembro que aún después de eyacular conservaba su tamaño triunfante. El sonreía y me acariciaba, al tiempo que yo limpiaba los restos de semen que cubrían mi cara, mi mano y mi antebrazo, él muy atento me miraba lascivamente.
Apenas termine de limpiar sus fogosas emulsiones, comencé a rogarle que me fuera a dejar a mi casa, ya que era muy tarde y mis padres me iban a castigar. Creo que debido a que su calentura había decrecido, se ablandó y partió a dejarme a mi casa.
Recién cuando estuve en mi casa, se me paso el susto, esa noche realmente me había salvado jabonada de ser penetrada por primera vez, por dármelas de agrandada.