Purificación. El despecho de una joven adultera
Fecha: 09/05/2023,
Categorías:
Bisexuales
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... Cesar algo nervioso. – Era un cliente del señor Martínez…, mintió la rubia aun pensando en la extraña escena de antes. Le dije que ya no trabajo para él. Ambos le creyeron, y sin más siguieron hablando, esa noche no ocurrió nada más notable.
Ya era entrada la noche, y Cesar no llegaba, la rubia estaba preocupada, él no era así. Por lo general pasaba toda la tarde en casa y cuando no lo hacía siempre llamaba. El nuevo trabajo de Cesar solo lo hacía el fin de semana, lo cual le permitía pasar mucho tiempo con su familia, y ahora que Purificación había perdido el suyo quería aprovecharlo para pasar todo el tiempo con su marido, sentía que de esta forma lo compensaba por lo estúpida que había sido. Seguía pasando el tiempo y Cesar no aparecía… ¿Dónde estás amor? Se preguntaba la sensual rubia, recostada en su cama solo vestía la bata que usaba para dormir sin nada debajo, era un día caluroso. Escuchó unos ruidos que provenían de la entrada, rápidamente se levantó imaginando que se trataba de Cesar, cogió sus pantuflas y se dirigió a su encuentro. Estuvo en lo correcto, se trataba de Cesar quien abría el refrigerador en busca de algún bocadillo.
– Mi amor…, la voz de Puri sonó tierna pero a la vez preocupada. Abruptamente Cesar posó su mirada en ella.
– Ho… la cariño… deberías estar dormida, era bastante obvio el nerviosismo con el cual hablaba Cesar, incluso para Puri que nunca había sido buena para leer el lenguaje corporal.
– Debería… pero estuve preocupada por ti… ...
... ¿Dónde estabas? Esa pregunta lo tomó por sorpresa, no esperaba encontrar a Puri despierta.
– Buscando trabajo…, Cesar continuaba buscando comida.
– ¿Trabajo?… ¿A estas horas?
– Si Puri… tú sabes que no me gusta dejarlos solos los fines de semana… si puedo encontrar un trabajo aquí mejor. La sensual rubia era ingenua, pero no estúpida, sabía que no le decía la verdad, que ocultaba algo, pero también era consciente que su esposo nunca le mentiría por tonterías, así que lo dejo pasar, ya se enteraría a su debido tiempo.
– Tengo hambre…, dijo Cesar, tomando una manzana y dándole un mordisco. La sexi casada, lentamente se acercó a él , moviendo sus caderas de la forma más sensual que pudo, ese movimiento que volvía loco a cuantos hombres conocía, cuando estuvo muy cerca de él dijo…
– ¿No preferirías comerme a mí? La voz de la rubia sonaba tan sexi, tan provocativa, tan coqueta, tan llena de lujuria que ni un santo se hubiera resistido.
Purificación deshizo el nudo de su bata y de un tirón se desprendió de ella, ante Cesar se encontraba en total esplendor su perfecto cuerpo desnudo, el marido veía esos enormes cantaros de miel que auguraban quitar la sed a cualquiera que tuviese la fortuna de probarlos.
– Aquí no Puri… nos puede encontrar Jacobo, decía Cesar.
Este cogió la bata del suelo y tapó a su esposa. – Tranquilo… ya se ha dormido… y sabes que duerme como una roca.
Purificación intentaba besar su cuello, lo cual Cesar impedía, alejándola un poco. – ...