Purificación. El despecho de una joven adultera
Fecha: 09/05/2023,
Categorías:
Bisexuales
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... película antigua que había visto de Demy Moore, con Cesar, recordó como su pobre maridito se había sonrojado al verla, no por la escena en sí, sino porque no le agradaba que Puri notase que se sentía atraído por otras mujeres, quien se hubiera imaginado que tiempo después estarían ambos teniendo relaciones sexuales con otras personas en el mismo día del aniversario de bodas… La prenda fue a dar a una esquina, aquel vestido rojo que con tanta dedicación había ido a comprar para sorprender a su marido en su aniversario de matrimonio, terminó por caer encima de la mesa de trabajo de aquel emprendedor que la iba a follar dándole lo suyo. Que monumento de mujer era la casada, semidesnuda, con sus pezones visiblemente duros a través del sostén que hacía esfuerzos sobre naturales para mantener esos pechos dentro, ese diminuto tanga algo empapado, aun adornado con el arrugado billete de 20 € que parecía estar olvidado por ambos participantes, todo eso coronado con esas sensuales botas negras.
En esa oportuna habitación, a los pies de un hombre que en unos momentos se la follaría sin el más mínimo miramiento, y probablemente la hubiera inseminado sin la exigencia del condón por parte de ella…, la visión era morbosa… muy morbosa. El madurito levantándose un poco de su lugar la atrajo hacia él haciéndola gemir, el sofá- cama rechinaba lascivamente cada vez que los amantes hacían cualquier movimiento, la chica no lo sabía pero eso la excitaba más. Fernando otra vez buscó su boca ...
... consiguiéndolo con mucha facilidad, sus callosas manos apretaban fuertemente las tetas de Puri…. – ¡¡Ouuuooooo…!! Es el sonido que salió de entre los rojos labios femeninos ante el placentero dolor que experimentaba la rubia, mientras acariciaba tierna y apasionadamente ese incipiente músculo calvo de 25 cm palpitantes, sintiendo en su estómago el miembro que muere por penetrarla, sin separarse del apasionado beso.
– No me jodas… ¡¡qué buena estas nena…!! Le dijo el seductor separándose de sus exquisitos labios, ambas bocas quedaron unidas por tres puentes colgantes hechos de la mezcla de la saliva de ambos. La rubia apresuradamente llevó sus manitas a su espalda y destrabó el broche de su sostén, casi con desesperación, deshaciéndose de él y arrojándolo adonde fuera para quedar con sus tetas al aire. Deseaba sobremanera sentir las grandes manos del maduro masajeándolas sin tela de por medio. Ni tonto ni perezoso el madurito entendió el mensaje, frente a él completamente desnudas aparecen las dos ubres más grandes y suaves que haya visto y sentido en su vida, se sorprendió de cómo incluso siendo tan grandes no les afectaba la gravedad, estas brillaban y se mecían deliciosamente por cada movimiento que la casada hacia solo a centímetros de su ardiente mirada, como un verdadero poseso se las agarró para comenzar a masajearlas contundentemente.
Antes de casarse su madre solía hacer burla sobre el exagerado tamaño de las mamas de su hija, diciendo que su futuro nieto sería un ...