Afortunado Reencuentro (I)
Fecha: 24/06/2018,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... azabache brillante. Estaba asido con fuerza a dos de las barras, marcándoseles los músculos de los brazos, como si de un dibujo de anatomía se tratara, bíceps, tríceps, etc. Pero el músculo que yo quería lo tenía entre mis manos, en mi boca, y lo hacía subir a bajar, abrirse y cerrarse dentro de mi boca. A cada movimiento que yo hacía, el respondía con una sacudida de placer que le inundaba todo el cuerpo, moviendo incluso la cama.
Cuando alcé la cabeza, para dejar de chupársela y cambiar a otra cosa, puso cada mano a cada lado de mi cabeza y empezó a desplazarla arriba y abajo, llegándome la punta hasta los confines de mi garganta. En un principio, quise resistirme, pero me gustaba, me gustaba mucho. Sabía que él quería correrse así, en mi boca. Yo estaba muy caliente, sentía como estaba de lubricado mi coño. Estaba a punto de correrme y no me había hecho nada. Entonces, pasé mi mano hacia abajo, estaba en una postura muy buena, el acostado boca arriba, y yo a cuatro patas entre sus piernas abiertas comiéndosela, así que empecé a tocarme el clítoris, a rozarme.
El primer roce fue una auténtica oleada de placer, pues no me esperaba ni mi propia mano. Solo tenía que tocarme un poco, estaba muy caliente, apunto de correrme.
- Así, así,- decía Jesús entre jadeos, lo cual me ponía cada vez más caliente.
Hay que ver como aguanta este tío, llevo diez minutos comiéndosela y no se corre, me gusta, pero me voy a correr ya, ya no puedo más. ¡ Quería que se corriera ahora ...
... ! ¡Quería sentir su líquido caliente en mi boca ! ¡ Corrernos los dos a la vez !
- ¡¡ Me corro !! - grité.
Y parece que lo entendió. Empezó a jadear más fuerte, convirtiéndose tal jadeo en un grito ahogado por el placer. Empezó a manar el líquido tan preciado mientras me corría y gritaba al unísono con él. Comencé a tragármelo, pero no daba a bastos con tal cantidad, tenía la boca llena, estaba tragando, y aún así me rebosaba por las comisuras de los labios. No podía separarme de él, pues me apretaba la boca contra su polla. Entonces me izó con la facilidad de una pluma, hasta que mi cara estuvo frente a la suya. Todavía tenía la boca llena de polvo, como si se tratase de un bebé que no quiere potitos y lo mantuviera en la boca, para que al darse la vuelta la madre lo escupiera. Fue entonces cuando comenzó a besarme de nuevo, yo alucinaba, me succionaba la boca, aspirándome de ella cualquier resto de su polvo que quedara. Separé la cara y se formó una especie de puente colgante hecho de semen de lo más puro y más apetitoso. Tiró de mí de nuevo, y siguió absorbiéndome, mientras yo iniciaba un viaje al clímax, empezaba a perder las fuerzas, me adormilaba tras quedar exhausta por el increíble orgasmo que acababa de tener.
- A propósito, ya sabes mi nombre, Jesús, pero ¿ cual es el tuyo ? - Escuché entre sueños.
- Laura - , respondí medio adormilada.
- Encantado, Laura. -
Capítulo III
Un ruido ensordecedor me despertó. ¿Que coño era ese ruido?. Ah, ya, el ...