Afortunado Reencuentro (I)
Fecha: 24/06/2018,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... maldito teléfono. - Sí, ¿dígame?.
- Buenos días, son las nueve de la mañana. El Hotel Paraíso- Mar les desea un feliz día. - Valiente voz de gilipollas ponen las recepcionistas cuando te despiertan en los hoteles. Y Alberto ni se entera, tiene un sueño, que ni un muerto.
Joder, tengo el coño chorreando, ¿de qué?. Anoche tras el fabuloso polvo con Alberto me lavé un poco, lo suficiente para no estar así.
Ahora pienso, siento como si me acabara de correr otra vez. Voy recordando un sueño que he tenido con el camarero de la piscina, el morenazo con los ojos verdes. Bueno dos polvos en una noche, a cual mejor, no está mal para el primer día de hotel.
- ¡ Alberto, levanta, que son las nueve y diez, y a las diez cierra el bufet para desayunar!.
- Voy - responde Alberto girándose sobre sí mismo.
- Te encanta dormir en pelotas, hijo, ¿no tienes frío? -. (¡Coño!). Buena empalmaera tienes, buen mozo, sino supiera que es por el despertar, pensaría que tienes ganas de marcha.
- Después de desayunar, ya te diré, Laurita -.
- Alberto, métemela ahora mismo -.
- ¡Coño!, ¿ y a que viene eso ahora ? ¿no quedaste satisfecha anoche?.-
- Quiero probarla así, acabada de despertar -.
- Bueno, de pie, agáchate, y apoya las manos en la silla -.
Alberto me abre un poco el boquetito con la mano, aunque está bastante abierto tras el "polvo fantasioso" de la noche.
Alberto me la mete de una vez, sin miramientos, como él sabe que me gusta. El capullo me lo siento ...
... en la garganta, joder, parece como si hubiera crecido diez centímetros desde la última vez. Alberto se mueve adelante y atrás, con un ritmo despacito, pero que poco a poco va aumentando. Sin sacármela, me tira sobre él en la cama, y sin dejar de moverme arriba y abajo, empieza a masturbarme. No me acordaba, pero este hotel es de lo mejor, y el que haya habitaciones con espejos en el techo, fue una de las razones que nos impulsó a venir.
Mirando hacia arriba, viendo mi figura reflejarse en el espejo, viendo como Alberto con una mano me aprieta los pechos, ahora con los pezones duros, mientras la otra me hace una paja, viendo con atención como su polla, dura, rígida, entra y sale de mi coño chorreante, en cuestión de cuatro o cinco minutos, ya estábamos corriéndonos ambos entre jadeos y gritos.
Capítulo IV
- Vamos Alberto, que ya está aquí el ascensor - rápido que nos quedamos sin desayunar.
- ¡ Ya voy ! Era la puta puerta, que no cierra bien. Dale al primero, al restaurante, haber que nos ponen hoy.
Ya en la primera planta, nada más salir del ascensor, me encuentro las espaldas inconfundibles del morenazo. Menos mal que Alberto está entretenido mirando a esa chavala rubia. ¿Como se llamará? Estaría bueno que fuera Jesús.
El camarero se gira, mira hacia donde está Laura y le sonríe. De pronto se dirige hacia donde está ella.
-(Pero ¿ éste tío no se da cuenta que está aquí mi marido?)-
-Como se de cuenta Alberto, la vamos a tener, se va a creer que tengo ...