1. Diario íntimo de mi prima Montsita


    Fecha: 24/06/2018, Categorías: Jóvenes Autor: febarsal, Fuente: RelatosEróticos

    ... culo de Jorge me la metí hasta dentro. ¡Y más que hubiera tenido! Una vez que eso apunta, el tiro hasta los ovarios es irremisible.
    
    Supe lo que es el placer que da el hacer eso (antes no se llamaba orgasmos) y lloré de felicidad en los brazos de Jorge. ¡Me sentí la mujer más feliz del universo!
    
    Miércoles: 3 de Septiembre de 1954
    
    -Hoy me siento más equilibrada de mente. Lo que hice con mi novio fue amor, estoy segura, y aunque dice la canción esa de: "niña Isabel ten cuidado, que donde hay amor hay pecado", no es cierto, donde hay amor, hay amor. Por eso acabo de tocarme, lo he hecho pensando en Jorge y he tenido también mucho placer ¡más que nuca! El recuerdo de él encima de mi me ha excitado de tal manera, que ha liberado mis represiones... Me siento una mujer plena y llena de amor.
    
    Mañana confesaré y le diré al padre Tobías lo mucho que ama mi corazón a Jorge, seguro que lo comprenderá...
    
    Las voces de mi madre y mi tía sentidas por la ventana de mi habitación, me despertaron de mi tremenda excitación. ¡Coño! Las doce ya.
    
    Corriendo puse el diario de Montse en cu caja de lata, y la caja de lata exactamente como me la había encontrado.
    
    -Felisín,¿que haces? Dijo mi mamá nada más abrir la puerta de la casa.
    
    -Nada mamá, estudiando como siempre en la ...
    ... cama.
    
    -¿Tienes fiebre?
    
    -No, no creo.
    
    -Ahora voy y te pongo el termómetro.
    
    -Vale mamá.
    
    ¡Jopé que si tenía fiebre! Como mi mamá me ponga el termómetro en las ingles, seguro que se sale el mercurio. Aquello me reventaba.
    
    ¡Jopelín con mi prima! ¡Vaya, vaya! Con que las niñas también se hacen "pajas".
    
    No lo creía. Mejor dicho, mi estupidez sobre el comportamiento de las niñas de mi edad ante el sexo, no me permitía ver que ellas en esa materia tienen las mismas fantasías y deseos que nosotros. Lo que pasa, que aun viéndolo, no lo asumí hasta bastante mayorcito.
    
    Me las prometía muy felices leyendo el diario de Montsita, "Las gayolas" que me esperaban ansiosas iban a ser de competición.
    
    Al día siguiente fue a por "mi tesoro" ‘¡Y oh Dios! no estaba, no estaba... no estaba...
    
    Nunca supe como pudo desaparecer de allí el diario de Montsita. Jamás vi en mi prima una mirada de reproche o de sospecha... Ya no podía seguir leyendo sus intimidades, pero si oliendo sus braguitas de algodón o de piqué, y con mucho disimulo, como jugando, le olía las yemas de los dedos de sus manos, como intentando encontrar en ellos "mis ilusiones perdidas".
    
    Al poco tiempo se fueron mis titos a un piso de la calle Ayala y dejé de espiar a mi prima.
    
    Ya nunca más mis "pajas" de púber fueron como antes.. 
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