Espectro sexual
Fecha: 15/05/2023,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... miraba lleno de preocupación. Bajo la luz de la linterna, pudo ver como las lentes de sus gafas brillaban de forma intensa, atrapando el resplandor emitido y convirtiendo los cristales en brillantes pantallas blanquecinas.
—Sí, soy yo —comentó el hombre indiferente— ¿Qué haces aquí?
La pregunta la dejó un poco perpleja. Como si él no tuviera también mucho que responder.
—Lo mismo podría decir de ti.
Al oírla, el hombre le sonrió de forma simpática, aunque no estaban para gracietas en esos momentos. Los sonidos de su amigo y esa mujer fantasma mientras follaban resonaban por todo el pasillo. Gemidos y más gemidos que la estaban poniendo de los nervios.
—Entré rompiendo una de las ventanas de la planta baja —se explicó—. Quería ver si esta noche los espectros se manifestarían.
Cuando escuchó eso último, la chica se quedó muy extrañada.
—¿Esta noche? ¿A qué te refieres?
Guillermo se pegó contra la pared y fue acercándose con sigilo hacia la puerta de la habitación donde se hallaban Diego y la fantasma teniendo sexo. Almudena decidió seguirlo, aunque no entendía muy bien lo que pretendía. Se aproximó hasta estar muy cerca de la entrada y se asomó un momento para contemplar lo que ocurría en el interior. Luego, se volvió hacia ella.
—Hoy es Halloween, la noche en la que los mundos de los muertos y los vivos se unen —comenzó a explicarle—. Desconozco si por influjo de la Luna, alteraciones en la realidad o algún evento relacionado con el Cielo, los ...
... espíritus de los fallecidos se manifiestan con mayor fuerza, llegando a interactuar de forma directa con los vivos.
—¿Cómo lo que le está pasando a Diego? —preguntó angustiosa la chica.
—Me temo que si —La respuesta no podría sonar más desoladora.
De repente, se escuchó un fuerte ruido sonó desde la otra punta del pasillo. Se escuchó una vez, luego otra y una más. Entonces, todas las puertas comenzaron a moverse al unísono, como si pretendieran componer una macabra sinfonía a base de secos portazos.
Almudena se quedó petrificada al ver lo que pasaba. Estaba en una horrible pesadilla, una de la que deseaba escapar. En su mente, imaginaba que despertaba en su cama, aliviada al ver que todo era producto de su imaginación. Sin embargo, con todo ese incesante ruido, unido con los pasionales gemidos de Diego y la mujer de blanco, el terror era patente. En ese mismo instante, notó como le apretaban la mano.
Era Guillermo, quien la tenía bien cogida.
—Parece que alguien está muy furioso.
Sin más, el parapsicólogo tiró de ella, pero Almudena se retuvo.
—Vamos, no podemos quedarnos aquí —le decía.
—¡No me iré de aquí sin mi amigo! —esgrimió furiosa Almudena mientras tironeaba.
Guillermo se acercó a ella y la cogió por los hombros con firmeza. Sus ojos azules parecían resplandecer en mitad de la oscuridad mientras la miraba con determinación. Eso la dejó bastante cohibida.
—Escúchame, en estos momentos quien más corre peligro somos nosotros, no él —habló con ...