Espectro sexual
Fecha: 15/05/2023,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... beso. La chica nos las tenía todas, pero por lo menos, se iba a acostar con un hombre al que deseaba. Guillermo se quedó algo parado al inicio, pues el morreo de la joven lo había pillado desprevenido, pero no tardó en separarla.
—Espera, espera…
—¿Qué pasa?
—Tienes dieciocho años, ¿no?
La muchacha quedó sorprendida ante la pregunta.
—Cla…claro.
—Vale, joder.
Ahora fue él quien se abalanzó y le comió la boca a Almudena.
Los dos se morrearon con deseo. Se notaba que Guillermo le tenía ganas. Ella, desde luego, también. Era tan apuesto y simpático. Tener sus labios contra los suyos y sus cuerpos tan bien pegados le encantaba.
—Siento que estas no sean las circunstancias adecuadas para hacerlo, si por mi fuera… —comenzó a decir el hombre—, te juro que te pediría salir o algo por el estilo.
—Guillermo, céntrate —le dijo la chica—. Luego, ya veremos lo que pasa.
El parapsicólogo asintió algo agitado y la volvió a besar.
Los golpes contra la puerta no cesaban y cada vez, era más evidente que no resistiría. Eso hizo que los dos amantes se aceleraran y comenzaran a desnudarse.
Guillermo le quitó la sudadera a Almudena y ella comenzó a desabotonarle la camisa. Le costaba un poco ir quitando cada botón y cuando se atrancó con uno, el hombre tuvo que pararla. Él mismo se ocupó y terminó quitándose la prenda. Su torso quedó al descubierto y la muchacha se la acarició con suavidad.
—¿Te gusta?
Almudena asintió encantada ante su pregunta. Sus ...
... dedos se perdían entre el vello que recubría su pecho. No tenía unos abdominales muy desarrollados, pero a la chica poco le importaba. Le parecía muy atractivo tal como era. Sin pensarlo, volvió a besarlo y esta vez, sus lenguas quedaron enredadas.
Al mismo tiempo, Guillermo la tomó de la cintura. Sus dedos atraparon el filo de su camiseta de tirantes y tiró hacia arriba. Almudena tuvo que alzar sus brazos para poder quitársela y de esa manera, sus pechos quedaron al fin libres.
—¿No llevas sujetador? —preguntó el hombre sorprendido.
—Así voy más cómoda —respondió risueña.
Sin dudarlo, Guillermo se llevó uno de los pechos a la boca y comenzó a lamerlo. Almudena enseguida gimió al sentir como atrapaba su rosado pezón y lo chupaba. El restante se lo atrapó con la otra mano y lo pellizcó, añadiéndole más placer. Para la chica lo que estaba experimentando era algo único.
—¡Si, sigue! —gimió ansiosa— ¡No pares!
El hombre no se detuvo por nada. Iba de un pecho a otro, lamiendo y succionando, dejándolo todo lleno de su brillante saliva. Era algo indescriptible. Parecía obsesionado con su busto. A Almudena le encantaba. Sin embargo, aquello no había hecho más que empezar.
El hombre la hizo tumbar sobre la cama. Las sabanas estaban llenas de polvo, pero en esos momentos, les importaba más poco mancharse. Sin pensarlo, le quitó a la chica su calzado y luego, procedió a desabrocharle el botón del pantalón. Acto seguido, tiró de él. Almudena estiró las piernas para ...