Espectro sexual
Fecha: 15/05/2023,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... ¿entendido? —le dijo Guillermo al tiempo que se agarraba su polla.
Almudena asintió, aunque se hallaba muy nerviosa. Tenía motivos para estarlo.
De repente, comenzó a soplar una pequeña corriente de aire muy fría por toda la habitación y comenzó a sentir que no estaban tan solos en la habitación. Había una presencia, algo que se encontraba muy cerca de ellos. De hecho, por el rabillo del ojo…
Todo su cuerpo se contrajo cuando notó como la polla de Guillermo comenzó a penetrarla. Cerró sus ojos y emitió un incómodo suspiro. No se sentía nada bien.
—Relájate o no podré penetrarte con facilidad —le pidió el hombre.
Haciendo acopio de toda su voluntad, respiró profundo un par de veces y trató de calmarse. Guillermo, viendo lo alterada que estaba, comenzó a besarla por la cara. Sentir sus labios por sus mejillas, frente, boca y cuello hizo que Almudena se tranquilizara. Gracias a eso, el hombre pudo penetrarla con mayor cuidado.
—Um, si —dijo la joven mientras notaba como entraba en ella.
Experimentar como aquella dura barra de carne la abría fue algo nuevo e inesperado. En un inicio, creía que le dolería, pero Guillermo iba lo bastante lento y cuidadoso como para no dañarla. Para cuando quiso darse cuenta, ya tenía toda la polla metida en su interior. Y entonces, el hombre comenzó a moverse.
La chica empezó a gemir con fuerza con cada estocada recibida. Sentir esa maravillosa polla barrenando su interior era algo increíble. Se deslizaba de maravilla, pese ...
... a tener el coño tan estrecho. Con cada estoque, el placer iba a más y notaba como todo su cuerpo convulsionaba con ello. Guillermo bufaba de vez en cuando, señal de que también estaba disfrutando.
—Joder, ¡que apretado tienes el coño! —masculló emocionado— Jamás había disfrutado de uno igual.
Escuchar esas palabras la hizo sentir llena de orgullo. Sonrió gustosa y luego, besó al hombre de forma apasionada. Él la correspondió como merecía.
El parapsicólogo siguió moviéndose hasta que Almudena ya no pudo aguantar más. Estaba a las puertas del orgasmo.
—Ah, ¡Guillermo! ¡No puedo más!
—Córrete, no te resistas.
Así hizo. Un par de embestidas más y Almudena se corrió como nunca en su vida había hecho. Su cuerpo entero se tensó y pudo sentir todo el aire salir de ella. Notó como su coño sufría varias contracciones y como de su entrepierna se derramaba fluido vaginal, clara señal del placer que la embargaba. Guillermo, por su parte, se detuvo para que la chica gozara con tranquilidad. Incluso detuvo sus envites para que pudiera venirse sin complicaciones.
Terminó derrengada y, tras experimentar el orgasmo, ladeó su cabeza. Al abrir los ojos, se arrepintió.
Justo a tan solo dos metros de donde estaban ellos, Almudena pudo contemplar al fantasma de Oscar Araujo. Su vello se le puso de punta y sus pupilas se dilataron al encontrarse con el espectro. Se fijó en su destrozada cabeza, en la transparencia de su cuerpo y en que… estaba haciéndose una paja.
Se quedó ...