1. Espectro sexual


    Fecha: 15/05/2023, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... sencilla posible para así poder calmarse de una vez por todas.
    
    Su amigo no dijo nada. Dio una pequeña vuelta a toda la cocina, iluminándola con su linterna. En la pared contigua, había varios fogones y debajo de estos, un horno totalmente corroído. Detrás de ellos y a cada lado de la entrada, había varias estanterías con cajones. Sobre ellas, se podían ver platos, cubiertos y jarras, todos de alta bisutería, pero devorados por el polvo. Almudena vio que Diego se acercaba a uno de los muebles, deteniéndose al quedar justo enfrente. De repente, se fijó en que cogía algo de ahí y decidió comprobar de qué se trataba.
    
    Era un viejo marco donde había metida una desgastada fotografía en blanco y negro de una familia.
    
    —Son los Araujo —indicó el chico.
    
    Analizó la foto con detenimiento. Había cinco personas. En el centro, el señor Oscar Araujo, un hombre delgado y de pintas estiradas con un fino bigote adornando su afilado rostro. A su lado izquierdo tenía a su querida esposa Maribel, de largo pelo negro. Muy hermosa, aunque su mirada parecía transmitir cierto desagrado. Flanqueados por cada lado, estaban sus dos hijos, un chico y una chica, ambos idénticos a sus progenitores. Por sus apariencias, debían de encontrarse cerca de los dieciocho años, como Almudena y Diego. En la parte izquierda, mas apartada de la feliz familia, se hallaba la criada, que según recordaba la chica, fue quien murió junto con el patriarca en aquel horrible y misterioso crimen….
    
    Un fuerte ...
    ... pisotón se escuchó sobre sus cabezas. Al inicio, Almudena pensó que había sido Diego, pero, cuando escucharon más pasos, supo que no era cosa de su amigo. Venían de arriba y cuando estos cesaron, los dos jóvenes alzaron sus cabezas hacia el techo. Luego, se volvieron a mirar. El chico dibujó una amplia sonrisa en su rostro, lleno de euforia. Ella, en cambio, estaba llena de un gran presentimiento de terror.
    
    —Por favor, ¿dime que no vamos a subir? —preguntó ya muy asustada.
    
    No hizo falta ninguna respuesta. Sus actos hablaban por sí mismo. Sin dudarlo, Diego echó a correr de vuelta al hall principal y comenzó a subir las escaleras. Almudena, cada vez más alterada, se fue detrás de él. Nada más poner su pie en el primer peldaño, tuvo la sensación de que algo horrible iba a suceder. Se dispuso a decirle a su amigo que se detuviera, pero ya era tarde. El chico ya había subido y desapareció por uno de los pasillos.
    
    Se quedó allí sola, sin saber qué hacer. Podía darse la vuelta y largarse, pero no quería dejar a Diego en ese lugar, sabiendo que algo horrible moraba en él. De repente, escuchó un fuerte golpe. Dio un pequeño salto del susto y al volverse, vio la puerta principal cerrada. La misma que ellos acababan de abrir no hacía demasiado rato.
    
    Sin perder tiempo, subió las escaleras y fue por el pasillo por el que había ido su amigo. Sin embargo, no lo encontró. Los nervios se la comían. Quería llamarlo, lo ansiaba con todas sus fuerzas, pero no podía.
    
    Estaba sola dentro ...
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