Taxi
Fecha: 31/05/2023,
Categorías:
Hetero
Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos
Hacía un par de meses que el matrimonio se lo había montado con aquella morbosa camarera. Nunca habían vuelto a sacar el tema, ni siquiera una leve reseña alguna de las veces que lo habían vuelto a hacer ellos solos. Aunque no lo nombrasen, entre ellos se había abierto una puerta que, ahora, era difícil de cerrar.
Aquel viernes noche, estuvieron cenando en un elegante restaurante del centro. La botella de Rioja con que regaron aquella comida se había acumulado al par de cervezas mientras esperaban su mesa y había sido el preámbulo de los gin tónics con que continuaron en aquel bar de copas de moda. Los efectos del alcohol se dejaban notar en Tere más que en Mario.
Metidos en el taxi de vuelta a casa, la mujer comenzó a comerle el cuello a su marido sin ningún reparo en el conductor, un chico más joven que ellos que hacía el turno de noche para sacarse un dinerillo de cara a sus estudios.
Poco a poco, la cosa en el asiento trasero se fue calentando, al punto que el escote del vestido de Tere cedió y uno de sus pechos se escapó quedando expuesto a la indiscreta mirada del joven conductor. La mujer se acarició antes de volver a introducirla mientras guiñaba un ojo al voyeur. Mario, entregado a la voluntad de su mujer, sonrió ante el gesto de ésta.
Ella, en un estado de gran excitación, se colocó de rodillas en el asiento al tiempo que desabotonaba la camisa de su marido y recorría con su boca su pecho. Éste le apretaba una nalga sobre el vestido antes de introducir ...
... su mano bajo la prenda y alcanzar la entrepierna. La mujer dio un pequeño grito y el taxista suspiraba mientras trataba de no perder detalle con fugaces miradas al espejo retrovisor.
Tere, ahora con el vestido subido hasta su cadera dejaba ver sus nalgas blancas, comentó algo al oído de su marido antes de volver a sentarse junto a él mirando directamente al taxista por el espejo:
-Estás seguras que quieres eso… -le preguntó Mario a su mujer.
Ella simplemente asintió con la cabeza antes de cerrar sus ojos, morderse el labio inferior y llevarse la mano a su sexo para acariciarlo con delicadeza.
-Perdona –Mario llamó la atención del joven taxista –, ¿te gustaría ganarte un dinero extra?
-Claro joder.
En un estado de semiembriaguez, Mario comentó al taxista lo que su mujer le había pedido:
-Como verás, estamos cachondísimos. Mi mujer más que yo, como ya has comprobado. Necesitamos echar un polvo cuanto antes y queremos hacerlo en el taxi. Nos podrías llevar a algún sitio escondido. Te pagaremos lo que nos pidas y por adelantado… –dijo esto sacando un par de billetes de cincuenta euros.
El taxista, que había parado el coche junto a la acera de una de las calles céntricas de la ciudad, quedó perplejo:
-Vamos a ver, son las cuatro de la mañana, me quedan al menos cuatro carreras más esta noche. La fantasía sexual les va a salir por 100 pavos.
-De acuerdo. –Aceptó Mario tendiéndole los dos billetes.
El chico se reincorporó al tráfico y el matrimonio ...