1. Eli, una deliciosa madura: La segunda y última vuelta


    Fecha: 10/06/2023, Categorías: Anal Autor: unbuentipo, Fuente: CuentoRelatos

    Como saben, nuestra historia tenía ya varios años. En estos días que relato, mi bella mujer está cerca de los 60 años y tiene un cuerpo de envida para muchas jóvenes.
    
    Por cuestiones fortuitas ella tenía una habitación para rentar en su casa y yo necesitaba una por un tiempo corto. Las primeras noches no pasé de darle un beso ligero en la boca, como midiendo su disposición para coger conmigo de nuevo. La tercera tarde, llegué aproximadamente a las 7:00 p.m. y noté que se encontraba en su piso. Me bañé para acercarme fresco y espabilado. Bajé a su puerta y toqué, no tardó mucho en abrir la puerta, se puso un poco nerviosa al verme, respondiéndole yo con un beso intenso y un fuerte abrazo, le tomé de la cintura y puse mis manos sobre sus nalgas. Terminamos el beso y me dio la espalda llevándome a su recámara. No hubo necesidad de hablar nada más, nos besamos como siempre, ¡je! Yo soy mejor para besar que ella. Y eso me excita sobre manera…
    
    La recosté en la cama y comencé por quitarle la ropa, me urgía chupar sus deliciosas tetas, tan suaves y grandes. Se les notaba el paso de los años, pero ese detalle hacía que me gustaran más. No tardé mucho en bajar hasta su deliciosa pucha, estaba completamente seguro que estaba limpia como siempre. Hurgué en sus labios y sus pelos depilados, me centré en su delicioso y duro clítoris, se empapó de sus jugos y mi saliva, es delicioso tener en mi boca su sabor, pff podría estar horas enteras chupándole la pucha y llenarme de su líquido ...
    ... excitante.
    
    En cinco minutos pude hacerla disfrutar de dos orgasmos intensos, verla acostada con las piernas abiertas y con la pucha empapada hizo sacarme la verga y metérsela de un empujón duro, ¡gimió como una loca! La cogí duro y profundo, mientras frotaba su clítoris con mi dedo pulgar, quería un orgasmo para ella antes de venirme aún, la vista y las sensaciones eran intensas. Cuando estalló de nuevo, le saqué la verga que estaba por reventarme, respiré profundo y disfruté verla aturdida por su orgasmo. Tomé sus tobillos y la jalé hacia la esquina de la cama, dejé su coxis alineado con el ángulo del colchón (como es nuestra costumbre).
    
    Levanté sus piernas a la altura que (ya conocíamos de tanto practicarlo) era justa para tener su ano a mi disposición. Me encanta ver su estrecho y terso culo siempre a mi voluntad. Estaba bien mojado, casi listo para mi verga. Metí mis dedos en la boca de Liz y le dije que me los empapara de saliva, sólo pudo asentir con la cabeza. Mirándola a los ojos, llevé mi mano derecha a su culo y puse el dedo en el ano, con la mano izquierda la tomé de la nuca jalando firmemente su cabello, mirándola a los ojos empujé suavemente mi dedo mojado en sus adentros… suspiraba al sentir mi invasor apéndice entrar. Su culo me daba la sensación de chuparme el dedo, apretado y caliente. La besaba y le decía lo deliciosa que era y cuánto me gustaba, mientras la dedeaba, gemía más y más, metí otro dedo. Ese culo estaba listo para mí verga. Tomé sus piernas ...
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