El regalo: Un antes y un después (Cuarta parte)
Fecha: 10/06/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... dobladas también hasta rozar con los dedos de sus pies el suelo de madera. Ella con su falda remangada por encima hasta su cintura y sus zapatos beige de alto tacón, ordenados a un costado. En la boca una pelota roja, de goma tal vez, unida a una delgada cinta de cuero negro que se aseguraba con una hebilla metálica tras su nuca.
Y entonces comprendí el porqué de aquellas vibraciones. Una máquina de aspecto extraño para mí, se hallaba justo por detrás, en medio de sus piernas. Un marco de negra tubería metálica, hacía las veces de soporte para un motor eléctrico, el cual mediante un engranaje, hacia girar una rueda plateada y esta a su vez movía con empeño y frecuencia constante un pistón brillante y delgado, en cuyo extremo se adosaba una verga gruesa y negra, un falo descomunal. Desplazándose hacia adelante y luego atrás, como siguiendo el ritmo de la música que se escuchaba al fondo.
De nuevo escuché aquel… « ¿Te gusta lo que ves? ». Y sí, morbosamente me gustaba, tanto que fui notando como mi pene iba alcanzando tamaño y consistencia bajo mis bóxer y mi pantalón de paño. Aparté mi mirada de aquellas nalgas que subían afanosas, que se adelantaban un poco, para luego volver bajando, insaciables hacia atrás, lo que ella podía por la posición y la sujeción de sus piernas con correas a cada extremo de la camilla. Recibiendo las percutidas embestidas.
—Serás bienvenido cuando quieras Rodrigo. Si quieres probar otros límites del placer. Explorar nuevos caminos y ...
... fronteras, dejarte llevar por lo que es tan natural e inocente, aunque muchos lo tilden de pecado. —Me dijo una Almudena sonriente, orgullosa de seguramente, poder deleitarme con aquellas vistas, de enseñarme su lugar secreto y de tener a su disposición la cándida belleza de mi rubia compañera.
Y yo seguía allí, mis pies fijados al tablado como si fuesen de concreto e impidieran mi libre movimiento. Y la Barranquillera, complacida más allá. Desde mi posición no podía observar como aquel falo de plástico profanaba su, –de seguro– rosada intimidad. Más mi mente si la imaginaba, entre sus húmedos fluidos, recibiendo ella agradecida, su grosor y artificial virilidad. A pesar de estar mi rubia aprendiz tan expuesta ante nosotros, respeté su momento lleno de erótica intimidad. Nos olvidamos los dos por un momento de Paola y de su placentero sufrimiento. Aunque jadeaba, aunque gruñía, no la escuchaba con mucho interés. Solo su voz, la de Almudena. Aquella suave, firme y segura, la voz de una cliente jamás imaginada.
—Si quieres te enseñaré un mundo nuevo, uno diferente donde confluyen en un mismo océano, dos corrientes. —Continuó Almudena hablándome, pervirtiendo mis normales emociones con su discernimiento.
—Por un lado tu monótono placer tan conocido, el cual con un poco de tiempo y algo de esfuerzo tuyo, despojaré de tus recuerdos. Y por la otra vertiente, el placer por el dolor que te niegas a reconocer. —Estaba confundido, nervioso y como no, expectante ante aquel ...