Los viejos se cogieron a mi esposa
Fecha: 02/07/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: JorgePietro, Fuente: CuentoRelatos
... la cola.
- Uh, como tiene, dijo Carlos notablemente excitado.
- Eso le pasa por no habernos hecho caso y dejarnos pasarle bronceador, dijo Ricardo.
Ella solo rio mientras se bajaba el vestido y se sentaba en una silla al lado mío.
- Nos comentó su marido que no pudo ponerse ropa interior, dijo Carlos.
- Eso no se cuenta, dijo ella recriminándomelo enojada.
- No se enoje, como le dije por la mañana, yo puedo ser su padre, dijo Ricardo, sonriendo.
- Es más, puede llamarme papi cuando quiera, continúo riendo más fuerte.
- Que terribles que son ustedes, y vos que encima les contás cosas privadas, dijo dándome un golpecito en el hombro.
- No culpe a su marido, me defendió Ricardo.
- ¿A usted Pietro le molestaría que su mujer me llamara papi?, preguntó.
- Para nada, dije sonriendo.
Ana estaba inquieta, se notaba que le había empezado a gustar el jueguito.
- Seguro a su hija no le regalaría una tanga tan sexy como esta, dijo Ana con una sonrisa pícara, sacándola de la bolsa que había quedado sobre la mesa.
- Porque no, si tuviese una hija con una cola tan bella como la suya, si lo haría, dijo, Ricardo.
- Una pena que le arda la cola, me gustaría ver como luce en usted y darle mi opinión, continúo riendo.
Estaba seguro que escuchar a Ricardo desearle verle la cola entangada la había calentado, esas cosas a ellas la ponían a mil. Además, el brillo de sus ojos la delataron.
- Otro día se la muestro papi, dijo haciéndose la ...
... bebota.
- ¿Le gusta que le hable así?, pregunto sonrojada.
- Me encanta, dijo Ricardo poniendo cara de degenerado.
Todos reímos. Se había creado una atmosfera cargada de erotismo. Eso fue aprovechado por Carlos que intervino rápidamente para que no se cortara.
- Permiso Pietro, mi dijo poniéndose de pie y tomando de la mano a Ana. La hizo parar y la ubico dando la espalda a la mesa.
- ¿Cuándo le toco así, le molesta?, le pregunto mientras pasaba suavemente su palma de la mano por su pantorrilla derecha, deslizándola desde el talón hasta detrás de las rodillas.
Ella, no hizo ningún movimiento para evitar que Carlos la tocara. Se la notaba como atontada, era indudable que cada minuto que pasaba estaba más excitada.
- No, usted tiene la mano muy suave, respondió.
- ¿Y acá?, pregunto nuevamente, mientras subía más la mano hacia el muslo, llegando a que sus dedos hurgaran apenas unos centímetros por debajo del vestido.
- No, dijo ella casi inaudible.
Ana seguía inmóvil. Ricardo y yo éramos simples espectadores sin emitir sonido. El silencio tanto de ella como el mío me hizo creer que Carlos no se iba a detener e iba a llegar a acariciarle la cola por debajo de la pollera. A decir verdad, deseaba ver eso con desesperación. Pero me equivoque. Saco su mano, se acercó a su oído y le susurro algo que no logre escuchar.
- No es para preocuparse, mañana ya no le va a molestar mas, dijo Carlos, mientras volvía a su lugar.
A Ana se la noto sorprendida, lo que había ...