Las elecciones
Fecha: 03/07/2023,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Havelass, Fuente: CuentoRelatos
El día de las elecciones me levanté de mi cama a las diez y media de la mañana. La claridad del día entraba filtrada por los estores. Me saqué el camisón por la cabeza, me calcé las pantuflas y abrí la puerta de mi habitación. Como suelo dormir sin ropa interior, vi reflejada mi desnudez en el espejo rectangular que tengo en el pasillo. En fin, a mis treinta y seis años aún continuaba siendo una mujer bella, aunque ya se me acentuaban un poco los michelines en mi cintura. Mi cara fina, como de muñeca Barbie, mi media melena rubia natural... Las areolas que coronaban mis tetas, de color café, eran muy redondas. Mis tetas, ¡ay mis tetas!, los años las habían vuelto más blandas y moldeables; grávidas, formaban un gracioso pliegue que caía sobre mis costillas superiores. Tomé una con mis manos, la alcé y besé su pezón; luego, continué de zapatear hasta llegar a la cocina, preparé la cafetera italiana y la puse a calentar sobre la vitro.
Antes de que subiera el café con su familiar ronquido, fui al saloncito a buscar algo con lo que cubrirme: lo que llevara anoche: un top de color negro y un calzón de deportes blanco. Después, me serví el humeante café, con poca leche y mucho azúcar, y me senté en el sofá, frente al televisor; lo encendí. La mayoría de las cadenas informaban sobre el transcurso de las votaciones en distintos puntos geográficos, hasta que di con una que daba una película muy vintage; ahí la dejé.
Mmmm, que bueno el café. Para estar más cómoda, subí una ...
... de mis piernas sobre la otra, cruzando mis muslos... Mis muslos, tan blanquecinos antes de los baños de sol veraniegos; mis muslos, tan suaves al tacto y a la vez tan cálidos. Me los acaricié, luego incliné mi torso y besé el que tuve más cerca.
De pronto, sonó una notificación en mi móvil. Lo tenía sobre la mesa de centro acristalada, junto al sofá. Lo así con una mano y hurgué en su pantalla con mi dedo pulgar:
"Vas a votar?". Eusebio.
Mi jefe.
"No. Ya sabes que no me interesa la política. Me parecen todos lo mismo. Y tú?". Yo.
"Quiero votar". Él.
"Pues ve. Qué te lo impide?". Yo.
"Quiero votar en tu urna". Él.
Ay, mi jefe...
"Mi urna... Qué dices?". Yo.
"Sí. Meter mi papeleta en tu urna". Él
"Eusebio. Votar no es obligatorio aquí". Yo.
"Ruth. Votaré voluntariamente, pero en tu urna. Debe estar bien calentita, como mi voto". Foto. Él.
La foto era de su polla, por supuesto.
"Vale. Ven. Y tu mujer?". Yo.
"Se lo he dicho. Le he dicho que voy a ir a votar". Emoticonos. Él.
Emoticonos. Yo.
"Tu marido?". Él.
"Lo sabes. Presidente de mesa. Le tocó". Yo.
"Estaré en tu casa en media hora". El.
Eusebio llegó. Entró. Fuimos al dormitorio. Cerramos la puerta. Él se desnudó. Yo me desnudé. Eusebio, ya cincuentón, tenía un cuerpo extraordinario, era muy atlético: se notaba que se cuidaba. Nos quedamos de pie uno frente al otro, mirándonos las caras, oliéndonos diría yo. Él avanzó sus fornidos brazos y los pasó por mi espalda, ...