1. Las elecciones


    Fecha: 03/07/2023, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Havelass, Fuente: CuentoRelatos

    ... acariciándome con sus dedos mientras iba bajando, bajando... Llegó a mis nalgas y me las palmeó, haciendo que me temblasen, luego las acarició; luego me atrajo hacia su cuerpo, y me besó. Me besó como besan los adolescentes, sacando la lengua para llevar su puntita hasta mi paladar, para recorrer enteras mis encías; me daba suaves mordisquitos en mi labio superior y lamía las comisuras. Después, inclinó la cabeza y chupó mis tetas en todas direcciones, deteniéndose en lamer mis pezones de vez en cuando. De mi cuello hizo su especial festín, besando, mordiendo y lamiendo a la vez. "Vamos a la cama", le pedí entre suspiros.
    
    Me acosté. Se acostó junto a mi. Se puso de costado y extendió una mano hasta mi coño, mientras me daba sonoros besos en el mentón, en los ojos. Introdujo unos dedos en mi rajita. Sus masajes me produjeron oleadas de calor que me iban subiendo más y más, electrizando mis brazos, nublando mi cerebro. "Fóllame, Eusebio, fóllame", supliqué. Él, inmediatamente, subió encima de mí y me penetró con su dura polla. "Mmmm, Eusebio,", gemí. El torso de Eusebio era peludo; eso me gustaba, y, entretanto él estaba arriba arremetiendo, metiendo y sacando, yo me entretenía en jugar con sus vellos entre mis labios, dándoles besitos. "Ahh, ahh, Eusebio, más, más", pedía yo; "Ruth, ohg, ¡Ruth! ", rugía él. "Eusebio, ah-amor, córrete, córrete, va-ah-mos, l-ohs dos". Sentí su explosión de gozo en mi entrepierna: su abundante eyaculación la vertió en el interior de mis ...
    ... muslos, ya que ninguno tomamos precauciones durante el fragor amoroso. "¡Oh, Eusebio, qué bien me he quedado!"; "Y, yo, Ruth, en fin, esto de ejercer tu derecho al voto tiene su lado bueno". Los dos reímos.
    
    "Ruth, vente, te invito a tomar algo, total, tu marido no volverá hasta después del escrutinio, y mi mujer, como cree que he ido a votar, aprovechará para ir al bingo, asco de ludopatía..."; "Vale, Eusebio, me visto"; él ya se había vestido. Me puse un vestido corto estampado de tiras, una rebeca por encima y unas zapatillas de lona sin calcetines. Me retoqué un poco el peinado, no fuese a parecer que acababa de estar follando...
    
    Entramos a un bar y nos aproximamos a la barra. El sitio era lujoso, con mesas muy pulidas y acristaladas, paredes espejadas, camareros con pajarita y mandil francés. Nos acomodamos en unos taburetes altos con respaldos. Pedimos dos Martinis. "Ruth, ¿cómo le va a Carlos?", me preguntó Eusebio, Carlos es mi marido ; "Bien, se apaña con la venta de antigüedades por Internet", respondí; "Nunca debió abandonarnos, le iba bien en nuestra empresa..."; "Sabes que sospechaba de lo nuestro"; "¿Y qué?, una cosa es el dinero y otra los sentimientos"; "Le prometí que no te vería nunca más y ahora..."; "Hoy es día de elecciones, te elegí". Nos reímos. "Bendita urna", dijo, y me besó en el cuello; "Hola, hola, hola, ¿a quién tenemos aquí?, buenos días, Eusebio... y compañía", nos saludó un tipo trajeado, muy afeitado y bajito; "Hombre, hola, os presento, Ruth, ...