1. El placer de una reina joven


    Fecha: 07/07/2023, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... con su armadura pues aún era mi guardaespaldas, y yo con mis atuendos reales y joyas. Él me acorraló contra el armario y sacó los pechos de mi vestido. Me mordí el labio al sentir su paquete rozando mi culo y él masajeando mis pechos.
    
    –¿Qué haces, guardaespaldas?
    
    –Asegurando el bienestar de los pechos reales.
    
    –¿Están asegurados?–me reí
    
    –Está todo correcto.–me pasó mi sujetador, se me pasó.
    
    –No has asegurado mi culo, guardaespaldas.
    
    Levantó la falda de mi vestido mientras yo me ponía el sujetador. Me golpeó el culo varias veces y pasó a manosear mis cachetes.
    
    –Mi culo está que espera tu espada, guardaespaldas.
    
    –Más tarde inspeccionaré a fondo ese culo, vamos.
    
    Cogidos de la mano fuimos a la puerta. Lo último que vimos fue a Carin y mi madre abrirse de piernas.
    
    –A este paso vas a tener un hermano.
    
    –O tú un hijo, he heredado su zorrerio.
    
    –No tienes nada que envidiarle.
    
    Nos dirigimos a la sala del trono, donde nos avisarían de la llegada de los visitantes. En el trono soné una campana, que hizo salir a mi esclava sexual. La sacerdotisa quiso confundirme por una de sus putas. En realidad la muy zorra solo tenía un castigo de varios días, pero se ve que le encanté tanto que me suplicó someterla.
    
    –Deberías estar en tu prostíbulo.
    
    –El capitán de la guardia quería encularme.
    
    –Pues hoy harás eso mismo, pero con nuestros invitados.
    
    –Si, majestad. Esta cerda está a tu disposición.
    
    Zendar negó con la cabeza, y nos reímos de la ...
    ... hermafrodita.
    
    –Todavía sigo siendo dueña del prostíbulo, te solicito que me dejes renunciar y poner a otra.
    
    –No, no quiero. Además acabaré liberándote, no quiero problemas con tus superioras.
    
    –A mis superiores no les podría importar menos mis actividades sexuales.
    
    Un emisario nos acabó avisando de la llegada del convoy humano. Me levanté de mi trono y avancé para recibirlos. Era una llegada de unos diplomáticos, llevaba un buen tiempo hablando de una alianza. Me convenía en extremo una alianza de ese estilo, y por suerte era una república por lo que no necesitaba mi útero para firmar tal alianza.
    
    Ellos se inclinaron ante mí, y yo les di la mano. Mientras nos saludamos, emergió en la sala real Carin, bien acicaladas para más visitas.
    
    –Esta es mi esclava personal, Carin. Estos son nuestros invitados. Vamos, os enseñaré el jardín. Nos ha costado hacerlo hermoso, allí os daremos buenas bebidas.
    
    Señalé la puerta y los invité a seguirme. Carin se aseguró de enseñarme los modales que no le enseñaban a mi madre en su tierra. No miento cuando digo que me costó encontrarle el placer a dar visitas.
    
    Decidí llevarlos al jardín de palacio, tenía unas vistas hermosas y había visto cosas hermosas. No eran pocas las veces que teníamos sexo allí.
    
    –Arlaya se ha asegurado de rellenar mis orificios de semen antes de salir de la habitación.–dijo Carin a mi oído, yo disimulé con una sonrisa.
    
    –Esclava, guía a los invitados a un lugar especial, y dales la bienvenida.–mi esclava ...
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