Mi amiga vino para que le diera un masaje
Fecha: 08/07/2023,
Categorías:
Hetero
Autor: Fuhror, Fuente: CuentoRelatos
Había pasado un largo tiempo desde que había terminado con mi novia Ori. Había disfrutado mi tiempo de soltero, salir con mis amigos, dándome tiempo para mí. Durante este tiempo estuve cursando mi carrera universitaria en donde conocí a una amiga llamada Daniela.
Cursamos un par de años juntos en la carrera, nos llevábamos bien y nos volvimos muy amigos, salimos un par de veces, pasábamos nuestro tiempo libre entre clases juntos y de vez en cuando nos regañaban por andar hablando mientras el profesor daba su clase.
Un día, Daniela estaba cerca de mi casa y decidió pasar a visitarme. No era la primera vez que una amiga venía a visitarme de forma espontánea en mi casa, pero si era la primera vez que Daniela lo hacía.
Había estado consiguiendo un par de cosas para un trabajo que estaba haciendo para una clase en la que no estábamos juntos, entonces quería tomarse un descanso y le pareció buena idea venir a visitarme.
Yo con gusto, saque un par de chelas y comenzamos a platicar como siempre lo hacíamos. Nos reíamos y nos contábamos anécdotas que nos parecieron graciosas, pero mientras hablábamos me di cuenta que Daniela de vez en cuando se tocaba el hombro con una expresión de dolor.
—¿Estás bien? —le pregunté después de la cuarta vez que veía que lo hacía.
—Sí, es que me duele un poco la espalda, estuve cargando mi mochila todo el día y traigo muchas cosas.
—¡Oh! Si quieres te puedo dar un masaje, eso quizá te ayude.
—Bueno.
No era la primera vez que ...
... le daba masaje. De vez en cuando, durante las clases y aprovechando que luego me sentaba detrás de ella, solía masajearle los hombros. Éramos estudiantes de universidad y sabía que la tensión, el estrés y traer una mochila llena de libros causaba desastres en la espalda y siempre es bienvenido un masaje para aliviarnos. Mi madre solía hacerme varios cuando regresaba en la preparatoria y aprendí su método para hacerlo.
Desde que ella lo hacía, decidí darles a mis amigos un masaje en los hombros de vez en cuando para aliviarlos, por lo que darle un masaje a Daniela en aquel momento no me pareció nada fuera de lo ordinario.
Ambos estábamos sentados en el sillón de mi sala, así que le pedí que se sentara dándome la espalda para que pudiera trabajar en sus hombros.
Daniela suele tener un cabello un poco largo, así que le pedí que se lo pasara hacia el frente para que no me estorbara. Ese día llevaba una playera de tirantes de color negro, por lo que al quitar su cabello, me permitió ver la piel de sus hombros y gran parte de su espalda.
Sin pensarlo mucho, comencé a masajear sus hombros, su piel se sentía suave. Un ligero gemido de alivio salió de su garganta, lo cual me agarró desprevenido. En mi sala había un espejo, mis papás estaban haciendo remodelación en su cuarto y lo habían sacado para evitar que se rompiera, en él observé la expresión de Daniela. Estaba relajada, con los ojos cerrados y se notaba que le estaba gustando.
—Dame un segundo —le dije—. Voy por ...