1. El viejo conserje (Capítulo I)


    Fecha: 15/07/2023, Categorías: Sexo con Maduras Autor: drwite, Fuente: CuentoRelatos

    ... alteró tu corazón? –le pregunté colocando una mano en su pecho.
    
    -Sí… me gustó todo lo que hiciste –abrió mi boca y pasó sus dedos alrededor de ella– ¿te tragaste toda esa asquerosa cosa?
    
    -Sí –le sonreí– sabes realmente delicioso, así que te advierto, voy a querer mi dosis diaria a partir de hoy –le dije con una sonrisa.
    
    Sé que lo de delicioso era una mentira, pero el brillo en sus ojos y la sonrisa en sus agrietados labios, eran tan dulces que si tragarme su semen todos los días lo hacía feliz, lo haría sin dudarlo.
    
    De pronto su cara dejó de emitir su sonrisa y me soltó para regresar a la silla. Su pene ahora era chico, pero el grosor se mantenía demasiado visible y como tenía las piernas abiertas mis ojos no dejaban de mirar esa protuberancia que pronto me haría mujer.
    
    -Esto está mal… Soy casi de la edad que tiene tu abuelo y aunque me demostraste que no te doy asco, no sería justo que te desflore un anciano feo, cuando tienes tantos chicos guapos de dónde escoger.
    
    -Pero yo no quiero que cualquiera tome mi virginidad –me levanté y me hinqué de nuevo entre sus piernas– quiero dártela a ti porque te quiero como hombre… Mi hombre –reforcé mis palabras tomando sus manos entre las mías.
    
    Era una imagen bizarra. Yo estaba vestida con mi uniforme de universidad y frente a mi estaba un viejito completamente desnudo, pero que a pesar de no ser atractivo, era el único hombre que quería dentro de mi cuerpo.
    
    Su resistencia era admirable, pero estaba decidida a ...
    ... cumplir mi deseo, por eso lo besé de nuevo, sin embargo no me entretuve en su boca, sino que empecé a repartir mis besos por todo su cuerpo. De su cuello ya bajaba el sudor que lamí sin dudar. Pasé mi lengua por sus pechos y demoré bastante chupando su panza peluda. Varios vellitos se pegaron en mi lengua, pero no hice el intento de quitármelos. Metí mi lengua en su ombligo y de nuevo encontré un sabor salado y amargo, pero mis papilas gustativas estaban asimilando ese sabor y finalmente lo absorbía con genuino placer.
    
    Luego bajé mi boca hasta su pene y como hiciese antes, lo introduje en mi boca y lo mamé con mucho más gusto que la primera vez. Con mis manos acariciaba sus testículos y mi estímulo en ellos lograron hacer que se endureciera otra vez, aunque en esta ocasión parecía que el grosor aumento tres veces más, pero antes de que mi miedo por semejante monstruo me detuviera, me puse de pie y me quité la ropa. Una vez que estuve completamente desnuda, lo miré y lo que vi me tranquilizó y alegró en partes iguales, y es que Filomeno tenía los ojos y la boca muy abierta. Sus ojos emitían un brillo intenso y recorrieron mi cuerpo con fascinación. Despacio se puso de pie. Yo sabía que quería abrazarme, pero si se lo permitía seguramente algo lo haría detenerse, así que caminé hasta su pequeña cama y me acosté boca arriba.
    
    Estaba nerviosa y un poco avergonzada, pues era la primera vez que me mostraba desnuda ante una persona. Era consciente de que mi cuerpo era atractivo, ...
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