El viejo conserje (Capítulo I)
Fecha: 15/07/2023,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: drwite, Fuente: CuentoRelatos
... pero eso no cambiaba el hecho de que me encontraba demasiado vulnerable y para tranquilizarme tomé bocanadas de aire hasta que conseguí el valor necesario para levantar mis piernas y luego las abrí por completo dejándole ver mi coño en todo su esplendor.
Su jadeo me hizo saber que lo que vio le excitó y si eso no hubiese sido suficiente prueba, su prisa por ponerse encima de mí y su beso desesperado confirmó lo que pensé. Su boca abandonó mis labios y sin disminuir sus ansias me lamió el cuello, los hombros y cuando se topó con mis senos se aferró a ellos como un bebé recién nacido buscando alimento. Eso hizo que ahora yo gimiera con fuerza. Sus escasos dientes enviaban cosquillas en mis pezones cuando los mordía y los endureció tanto que dolía, pero a la vez esas sensaciones hacían palpitar mi vagina. Filomeno no quiso entretenerse en ellos.
Supongo que estaba demasiado excitado como para alargar su exploración, pues su boca recorrió mi vientre y con sus manos abrió más mis piernas para después buscar como loco mi clítoris y al encontrarlo lo succionó provocando que gritara de placer. Mi primer orgasmo no tardó nada en aparecer y al liberarlo estoy segura de que no sólo saqué fluidos, también sentí como si hubiese orinado, pero no pude cerciorarme porque enseguida sentí la punta del pene de Filomeno en la entrada de mi vagina. Al levantar mi mirada, vi en sus ojos la pregunta de si debía continuar o se detenía, y siendo incapaz de hablar por la excitación, asentí y ...
... alcé mi cadera para darle mejor acceso a mi intimidad.
Estaba segura de que me iba a doler cuando me rompiera el himen, pero es tanto el cariño que le tengo a Filomeno que lo último que deseo es ver en su rostro la expresión de la culpa, por eso me mentalicé y me abracé a su cuerpo en un intento de encontrar el valor para soportar lo que sea, y como predije, antes, su pene es tan grueso que a pesar de que estoy vergonzosamente húmeda por el deseo, ni siquiera entra la cabeza. Filomeno trató varias veces de meterlo, pero nada parecía funcionar, lo poco que entró no llegó ni a la mitad de mi vagina, aunque el dolor que estaba experimentando era terrible, sin embargo nunca dejé de sonreírle. Fueron varios minutos en los que trató de penetrarme, pero su cara reflejó la tristeza al no lograr hacerlo y supe que se había rendido cuando empezó a levantarse.
Su abandono me aterrorizó. Ya habíamos llegado tan lejos como para no terminar lo que iniciamos, así que usando toda la fuerza de mis piernas lo aprisioné y mientras una mano sostenía su pene, la otra separaba los labios vaginales para luego meterlo dentro. Sabía que eso no sería diferente a lo que Filomeno trató antes, pero cuando la punta logró pasar, solté su pene y sostuve sus nalgas para después empujarlo hacía mí con la ayuda de mis piernas. El pene entró lo suficiente como para toparse con mi himen, esta parte sería la más dolorosa, pero no me detuve y sin dejar de mirarlo use la fuerza de mi cadera y con un fuerte ...