1. Aventuras en playa del Carmen (4): Destrozada


    Fecha: 16/07/2023, Categorías: Anal Autor: LennyPrat, Fuente: CuentoRelatos

    ... vez que volví en mí, me acerqué a él, lo tomé del palo y se lo empecé a jalar mientras lo besaba en la boca.
    
    —Perdóname, ahora sí te acepto la ida a ese lugar que me comentaste —le dije luego de no sentir la libertad de coger como yo quería.
    
    Tiago solicitó un taxi y me llevó a un lujoso motel. La habitación que pidió era un paraíso para los amantes del buen sexo, estructuras coloridas, espejos por todos lados, una cama matrimonial, un potro, un tubo de bailarina, una tina amplia, en fin, el mejor lugar al que me han llevado a coger. Hallados en la pequeña sala, tomé a Tiago de su mejilla, lo besé en la boca y me puse cachonda.
    
    —Te debo el baile en el tubo porque no sé bailar, pero me voy a dejar despedazar por ti esta noche.
    
    Aun así, tuve intenciones de hacerle un bailecito en el tubo, pero solo me movía alrededor de él y me agachaba para que viera mi trasero empinado. El calor hizo que me desprendiera de mi blusa y eso provocó que Tiago se colocara frente a mí, abrazándome con el tubo de por medio y mis pechos rodeando al tubo. Tiago se agachó al nivel de mis tetas, bajó un poco mi brasier y empezó a mamármelas delicioso, a la vez que sus manos me oprimían las nalgas y hacía que mi entrepierna sintiera directamente lo frío que estaba el tubo, era algo inexplicablemente rico.
    
    Un rato después, Tiago me soltó y yo caminé provocativa y alegremente hacia el potro, me apoyé en mis rodillas, erguí mis glúteos y estuve a disposición de lo que él quisiera hacerme. ...
    ... Tan pronto, Tiago levantó mi falda, me bajó la tanga, pasó su mano húmeda con su saliva por mi pucha y me dejó ir toda su venuda y durísima polla. Ya no sabía a quién encomendarme, lo enorme que la tenía y sus intensas embestidas causaban que yo jalara aire por varios segundos y emitiera gemidos que, más bien, parecían clamores a punto del llanto.
    
    —Tú me permitiste destrozarte.
    
    —¡Y no quiero que pares! ¡Mmmm, me encanta tu verga llegando hasta lo profundo de mi concha! ¡Ay, qué rico!
    
    —Y eso que no entra completa.
    
    Estaba fascinada con esa verga, con ese hombre. Instantes después me pidió que le abriera las piernas, pero para ello cambié de lugar del potro al sofá. Ahí, en esa posición sentí realmente cómo me llegaba hasta lo profundo y cómo abarcaba todo el espacio interior de mi coño. No pude controlar el impulso de frotar mi clítoris al mismo tiempo que era penetrada y conseguí un orgasmo tras otro, perdiendo la cuenta en esa misma posición.
    
    Llegó un momento en el que ya estaba desubicada de tanto éxtasis. Cuando reaccioné, ya estaba en la cama, a gatas, con la espalda en pendiente, mi cara dando con la superficie y sintiendo un suave masaje en mi orificio anal, cortesía de los dedos de Tiago, pero después fue su glande el que se colocó a la entrada de mi culo. El miedo me hizo llevar mis manos hacia atrás y estirar la piel de mis nalgas a los lados, como si eso pudiera ayudar a que entrara su polla sin problema. Penosamente, no fue así.
    
    Tal como la alegoría ...