El aprendiz (Parte 3)
Fecha: 20/07/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Sempiterno, Fuente: CuentoRelatos
... otra mano magreaba el enorme trasero de la mamá de mi amigo. Ella solo sonreía, aceptando su intromisión.
El vejete acercó su cabeza a mi oído y me susurró, te voy a ayudar. Enseguida propuso un cambio de pareja y agarró a Lucía por las manos pegándose a ella. Soltó un ligero gemido, y procedieron a bailar.
Me puse a bailar con Silvia a quién nota que estaba caliente, obviamente por la anterior acción de Jorge. Estar bailando con la madre de mi amigo me excitó aún más, sintiendo mi pene endurecido, pegué mi cuerpo al de ella. No me importó que ella los sintiese, tampoco dijo nada. Temiendo que mi madre observase mis acciones, dirigí la mirada hacia ella, y observé que dormía en el sillón plácidamente. Mientras mi tía la cubría con una manta.
Me percaté que Jorge le susurraba frases a Lucía, tal vez de lo linda que se veía. Ella agradecía el cumplido y sonreía. Advertí que la mano del viejo presionaba levemente una de sus nalgas, parecía que estuviera midiendo el aire dentro de un neumático. Prosiguió arrimando su bulto contra la otra nalga, al momento que ella daba un giro sobre su propio eje, como siguiendo el baile. La sonrisa del viejo era completamente lujuriosa, de pronto escuché que Lucia soltó una risita femenina, como de adolescente siendo cortejada y tuve que admitir que Jorge era digno de un doctorado en seducción.
Decidí que tenía que aprovechar la situación en la que me encontraba con Silvia así que no esperé que la música cambiase a otra más lenta, ...
... puse a Silvia dándome la espalda y pegué mi miembro a su enorme trasero. Soltó un gemido, ella se dejó llevar probablemente producto de la calentura y el alcohol, mientras empezaba a contonear las caderas, estaba en el cielo sintiendo esas poderosas nalgas restregarse contra mi miembro.
Estaba disfrutando de esa sensación placentera, tal vez por el morbo ya que era la madre de mi amigo. Si él lo supiese de seguro ya habría recibido unos cuantos golpes y me habría ganado un nuevo enemigo. De repente que alguien me toca, era mi tía, que me agarraba por los hombros, me fijé que estaba mareada, me dice que me olvidé de ella, respondo diciéndole que nunca no lo haría, a lo que mi tía contestó dándome un beso cerca a los labios.
Jorge se acercó después de poner un reggaetón en el equipo de sonido.
—¡Que comience el show, mis amores! —gritó él, llevando de la mano a Lucía, mientras se acercaba a Silvia y Alejandra.
—¡Uuuu! —estallaron las mujeres.
Las chicas se quitaron los tacones y zapatillas, empezaron a ponerse a bailar un “perreo intenso”, donde se restregaban sus culos ante mirada atónita y el gesto pervertido de Jorge.
Pese a mi desencanto por aquella música de porquería cuya letra consistía en superfluos “perrea duro, mami, perrea duro, mami, y mueve el culo para que se me ponga duro”, fui el primero en aplaudir aquellos obscenos movimientos.
Las tres chicas tenían sus miradas perdidas, en tanto seguían bebiendo vodka. Jorge se acercó a Lucía y a mi tía. ...