El aprendiz (Parte 3)
Fecha: 20/07/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Sempiterno, Fuente: CuentoRelatos
... Se puso a bailar junto a ellas, agarrando sus nalgas, y magreando sus tetas. A lo cual ellas sonreían complacientemente.
Por el baile y lo marreada que se encontraba Alejandra derramó el licor en los pechos de Lucía. Trató de disculparse pero Jorge la cortó.
—¡Wow, Wow, wow! —estalló Jorge en carcajadas, mirando hacia el escote de Lucía—. ¡Mira, campeón! —me dijo—. Sé que a las mujeres calientes se les moja el coño, pero nunca supe nada de las tetas. —Se rieron las chicas—. ¿No hace mucho calor aquí? ¡Que esperan sáquense los vestidos! —manifestó dirigiéndose con un tono imperativo—. ¡Tú tampoco te salvas! —exclamó apuntando a Silvia.
Las tres mujeres le hicieron caso como si su orden estuviese por encima de sus voluntades. Se despojaron de sus vestidos con una sonrisa y gestos de estar haciendo lo correcto.
Jorge tomó una botella de vodka y les dijo que abriesen la boca. Las chicas abrieron la boca como poseídas.
—Tu lengüita, mi vida, saca tu lengüita —le pidió a Lucía.
Desde una altura considerable, Jorge ...
... vertió parte del contenido del vodka directo en la boca, hizo lo mismo con Silvia.
Se acercó a mi tía quien con la boca abierta saco la lengua que reptaba en el aire como una niña que se ilusiona con atrapar con ella un copo de nieve, aquello eran chorros de licor que salpicaban en sus labios, cuello y hasta nariz, destilándose entre sus senos, cintura y piernas.
—¡Wow! —profirió Jorge un grito triunfal, sobre todo cuando admiró el resultado de sus obras de arte.
Las tres mujeres estaban con aspecto de zorras, desprendiendo una fragancia a hembras, a alcohol, a vodka, mientras se les notaba erizado los pezones.
Procedió a quitarles los sostenes a las tres chicas, dejando las enormes peras al descubierto. Parecía que estuviese en un sueño en mi vida pensé en ver las tetas de tres mujeres juntas. Pero más me sorprendía el poder de convencimiento de Jorge, era como si las mujeres que estaban cerca de él acababan sucumbiendo a sus más bajos instintos.
—¡Qué está pasando aquí! —era la voz de mi madre que acaba de despertar.