1. La bailarina


    Fecha: 22/07/2023, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Ella era una bailarina en tanto en cuanto significa la perfecta definición de la palabra: delgada y espigada, no demasiado alta, con el pelo lacio y negro por debajo de los hombros. Era bailarina incluso en la definición de sus rasgos, los ojos grandes, la nariz algo aguileña y unos finos labios apenas sin color. Su piel era limpia y clara, sus curvas eran insuficientes y movía sus pies como si la gravedad fuese algo ajeno a sus leyes. No sé qué edad tenía, quizás veinte, puede que veinticinco. Que puedo saber yo, para mí, todas las personas que son más jóvenes que yo son simplemente eso: más jóvenes. ¿Cómo sé que era bailarina? Me lo confesó en la presentación de mi última novela, mientras firmaba algunos ejemplares y la lluvia parecía que iba a destruir a todo y a todos, más allá de la puerta de salida. “¿En serio eres bailarina?”, pregunté yo. “Claro, ¿Por qué iba a mentirte?” respondió ella, armada de una tímida sonrisa. Supongo que tenía razón, para apuntalar su afirmación me informó que dentro de dos días iba a protagonizar un espectáculo de danza en un teatro de la ciudad. Fui a verla, claro, aun desconozco el motivo por el que fui a verla, pero lo hice, incluso me pasé a saludarla al final del espectáculo. “Desde luego eres una bailarina maravillosa” le dije dándole un beso en la mejilla. “Gracias escritor”, contestó ella ruborizada nuevamente.
    
    Decidimos que sería una buena idea ir cenar juntos, ella me admiraba y a mi ella me atraía por algún desconocido motivo ...
    ... que debía averiguar. Fuimos a un restaurante japonés y estuvimos charlando hasta que las puertas se cerraron. No recuerdo bien de que charlamos, aunque ninguna de las conversaciones fueron acerca de nosotros ni de lo que hacíamos. Creo que charlamos de la ciudad, puede que de política. Eso carece ya de toda importancia.
    
    -Antes de despedirnos -dijo ella sonriendo- cuéntame un secreto tuyo.
    
    - ¿Tú me contarás entonces algún secreto tuyo? -repliqué yo.
    
    -Claro…
    
    -De acuerdo: me gusta dominar a las mujeres que quieren ser dominadas, someterlas, usarlas, doblegarlas… en el sentido mas amplio de la palabra
    
    -Eres amo, entonces.
    
    Hay dos tipos de reacciones ante una situación así. La mayoría de la gente pregunta si hago todo eso contra la voluntad de esas mujeres, si les hago daño o las engaño.
    
    Otras personas, una maravillosa minoría, saben de qué hablo. Ese era el caso de la bailarina.
    
    -Tu turno -dije.
    
    - ¿Me atarías?
    
    - ¿Ese es tu secreto?
    
    -No claro, mi secreto es que me gusta lo que acabas de decir.
    
    Menuda tramposa…
    
    -Entonces claro que te ataría -dije yo-, pero eso sería solo el principio.
    
    -Esta noche solo me atarás, nada más. No me quitarás la ropa, ni tan siquiera me besarás.
    
    -Pensaba que el amo era yo.
    
    - ¿Trato hecho?
    
    Por supuesto que sí, pero antes tenía que dejarle claro quien mandaba allí. De acuerdo, corría el riesgo de que se asustase, incluso de que saliese corriendo. Pero decidí: me acerqué todo lo que puede, hasta que mi nariz ...
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