1. La bailarina


    Fecha: 22/07/2023, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... tocó la suya. Podía oler su aroma a una mezcla parecida a perfume, linimento y alcohol. Quizás era mi propio aliento. Que importaba eso, era agradable. El caso es que ella mantuvo su posición. Una de mis manos subió hasta su cuello y después la deslicé hasta su nuca que cogí con firmeza, apretando más de lo necesario, aunque tan solo durante unos segundos. Ella continuó sin moverse, aunque su cara se transformó en una suerte de expresión que yo había visto antes en muchas otras mujeres. Mujeres atadas, azotadas, sometidas, usadas, dominadas…
    
    La acompañé a su piso, un modesto ático en la zona antigua, decorado como cualquier escritor escaso de imaginación habría descrito para una mujer como aquella. Muy bohemio todo.
    
    La bailarina abrió un cajón de una vieja cómoda y me mostró unas cuerdas de algodón, parecidas a las de escalada. Más que suficiente. No pregunté porque las tenía, me limité a cogerlas y la rodeé con las cuerdas inmovilizándola por completo, ayudándome además de unos cuantos nudos de shibari. Algunos los apreté más de la cuenta, pero ella no se quejó, se limitaba a mantener la vista clavada en el suelo. No era su primera vez, de eso estaba yo seguro.
    
    Cuando hube acabado la dejé de pie en aquel comedor mientras yo tomaba asiento en un sofá que había en una esquina. La bailarina se mantuvo en pie, atada de aquella manera, más de una hora. Demasiado tiempo para la paciencia y el aguante de cualquiera, aunque imaginé que eso era debido a su entrenamiento ...
    ... diario en el baile. La disciplina la hacía mejor sumisa de lo que podría haber imaginado.
    
    -Ya es suficiente -dije yo.
    
    Entonces la liberé de todas sus ataduras. La piel por donde habían pasado las cuerdas estaban ahora rojizos rugosos. La bailarina aun llevaba la ropa puesta y sonreía.
    
    - ¿Por qué sonríes? -pregunté.
    
    -Cualquiera se habría aprovechado de mi situación, estando atada.
    
    -Un amo nunca haría eso.
    
    -Hay muchos que dicen ser amos, pero pocos lo son. ¿Lo eres tu entonces? Si es así, vuelve mañana.
    
    -Pensaba que el amo era yo -repetí una vez más.
    
    No esperé ninguna respuesta esta vez. En vez de eso cogí con fuerza la parte interior de su vestido y se lo saqué por la cabeza. No llevaba ropa interior. Su cuerpo desnudo se presentaba ante mi fibrado y perfecto, su pubis completamente depilado, su estómago musculado y sus pechos breves. Una maravilla hecha carne que iba a ser completamente mía. Aunque no hoy.
    
    -Mañana volveré a las diez en punto de la noche -dije dándole un beso en la mejilla y dejándola allí, completamente desnuda.
    
    Volvía al día siguiente, por supuesto que lo hice. Ella me esperaba ataviada con el mismo vestido de la noche anterior. La cogí del pelo con fuerza y la hice ponerse a cuatro patas. Entonces comencé a golpear con la mano abierta en sus nalgas, cada vez más fuerte. Azotándola en progresión pero sin compasión. Ella no protestó en ningún momento. Subí el vestido y continúe golpeándola en su culo desnudo. No dijo nada. Entonces ...