Terapia contra la tristeza
Fecha: 23/07/2023,
Categorías:
Hetero
Autor: Conciliabulo, Fuente: CuentoRelatos
Aún era miércoles pero a Rubén este mes, se le estaban encadenando días duros y pesados, de una manera tan consecutiva que era incapaz de levantar cabeza. Como un montañero perdido en una dura tempestad pasaba los días, luchando contra cimas invisibles.
Trabajaba de psicólogo en un centro de menores, y los problemas diarios se le iban acumulando.
Colgó el teléfono, se puso la chaqueta y cogió su único pasatiempo estos días grises, aprovechaba cualquier minuto libre para sumergirse en las páginas de aquel libro que le hacía olvidar la pesadez de su día a día, navegaba por las calles de la Valladolid que tan magistralmente describía el maestro Delibes en El Hereje.
Según traspasó el umbral de la puerta el impasible viento frío le recordó que ya había comenzado el invierno, se levantó el cuello de cuero de su chaqueta apretándolo para que el calor corporal no se escapara, bajó la cabeza y de manera automática sus pasos se dirigieron a la taberna de Garabito, sacó las manos de sus bolsillos y agarró las frías asas de la gran puerta de madera y rápidamente entró, se colocó en su sitio habitual y antes de sentarse ya recibió un alegre y atento buenos días.
Sonia era la dueña del bar, siempre alegre y con una sonrisa en la boca, sin que Rubén diría nada, Sonia ya estaba preparando el café y partiendo la tortilla, tras cuatro años desayunando de manera consecutiva se había establecido una relación de amistad entre los dos. En esos escasos 20 minutos se cruzaban ...
... conversaciones y bromas y hacia que fuera unos de los momentos más agradables del día.
Esta mañana Rubén estaba más cabizbajo de lo normal, Sonia se percató de ello y al dejarle el humeante café le pregunto “¿Todo bien?”. Él se esforzó en dibujar una sonrisa que escondiese el castillo en ruinas en el que se estaba convirtiendo su semana, ella lo notó y optó por dejarle espacio.
Los días se fueron sucediendo, pero la apatía no minoraba, Rubén se volvió a sentar en su taburete de madera en el fondo de la barra, esta vez no hubo buenos días no hubo café, Sonia salió de la barra y sentó junto a él, sin mediar palabra le agarró de las manos y le dijo “tú de aquí no sales hasta que me cuentes que te pasa”.
Rubén estaba sorprendido, pero como una presa que no aguanta la presión del agua, abrió las compuertas de sus sentimientos y le contó de manera resumida todo, el fallecimiento de su madre, la dureza y crueldad de la vida de los niños con que está y trata de ayudar, la presión de su jefe que no aprueba la manera de involucrarse con ellos, todo fue saliendo de manera fluida, pero el tiempo era reducido, sin darle opción a réplica, Sonia le comentó que cuando saliera de la oficina regresase al bar.
Rubén aturdido le dijo que si, salió y volvió corriendo a la oficina.
A las cinco de la tarde se encaminó al bar, ella le sonrió y le dijo que la esperase, habló con unas camareras y salió de la barra, por sorpresa ella había llamado a un par de camareras que tenía contratadas y se ...