Terapia contra la tristeza
Fecha: 23/07/2023,
Categorías:
Hetero
Autor: Conciliabulo, Fuente: CuentoRelatos
... había cogido la tarde libre.
Le cogió y salieron del local.
-¿Dónde me invitas a una copa para seguir hablando Rubén?
Él perplejo no sabía muy bien que contestar y sin mucho rumbo comenzaron a andar, había un irlandés unas calles más arriba y es donde acabaron.
Se sentaron en una mesa al fondo del local y como si un confesionario se tratase el lastre que el llevaba iba saliendo al ritmo que los vasos de cerveza se acumulaban en la mesa.
Ella había conseguido su objetivo y era que el soltara un poco el ancla que tan al fondo de la tristeza le estaba hundiendo.
Las horas pasaban Rubén estaba más animado, se levantó a pedir otra ronda y aprovechar a ir al baño, para su sorpresa notó al levantarse que no solo su ánimo es el que se había levantado, con disimulo se metió la mano en el bolsillo para que ella no notara nada.
Ya en el baño a oscuras se dio cuenta que la situación, las cervezas... le estaban alterando, ella era mayor que él, unos cincuenta, cara agradable, sus nervios y genio habituales y así como su afición al deporte hacían que fuera delgada, nunca se había fijado en ella de esa manera, pero ahora su cabeza no paraba de preguntarse a que venía esta reacción, se intentó relajar, se mojó la cara y espero un poco a que su erección disminuyera, al final consiguió salir relajado.
Al volverse a sentar junto a ella de nuevo volvió a ponerse duro, fue inevitable.
Ella sonrió, esto le hizo tener miedo, ya que no sabía distinguir si era una sonrisa ...
... habitual o que se había dado cuenta de su incipiente marca en el pantalón.
La conversación continuó fluida, ella de vez en cuando se acercaba más y le rozaba sutilmente con su cuerpo, todo esto no ayudaba en nada a las tácticas que él estaba desplegando para que no se le notara nada.
Entre trago y trago ella le comentó, “bueno veo que al final he conseguido alegrarte y hacerte olvidar un poco tus problemas” y sin mediar palabra metió la mano debajo de la chaqueta que él había colocado estratégicamente sobre sus piernas y le agarró de una manera que le hizo sobresaltarse y con una sonrisa pícara dijo “y ella también se está alegrando”.
Rubén no sabía muy bien que hacer, ella le acariciaba por encima del pantalón, notaba como cada vez el bulto era mayor, las palpitaciones de su pene erecto al contacto de aquella mano hacia que ella sonriese.
Metía los dedos entre los huecos de los botones y así él podía notar como unos dedos recorría sus calzoncillos de tela, uno de sus botones se desabrochó, momento que ella magistralmente aprovechó para soltar otro botón más y así poder meter toda su mano dentro.
Rubén seguía petrificado, el bar estaba lleno, pero entre que la mesa estaba un poco escondida y que su cazadora tapaba todo, nadie en el bar veía más que una pareja normal bebiendo y hablando.
Ella seguía llevando la iniciativa los dedos jugaban y palpaban la abundante humedad que hacía que el calzoncillo estuviese mojado, poco a poco deslizó la mano dentro su ropa ...