1. Con mi compañera de trabajo se liberaron nuestros deseos


    Fecha: 24/07/2023, Categorías: Infidelidad Autor: John18, Fuente: CuentoRelatos

    Es la primera vez que escribo un relato y no podría iniciar de mejor manera. Soy un chico de 32 años de edad, con seis años de matrimonio y que trabaja en una oficina de gobierno. Ella, a quien llamaré Lizeth, tiene tres años más que yo y 10 años de casada. Ninguno de los dos tiene hijos.
    
    Cuando llegué a trabajar a esa oficina, ella ya tenía algunos años en la misma área a la que me asignaron, por lo que pronto entablamos una relación cordial y de compañerismo. Lizeth es de estatura media, 1.60 cm. aproximadamente, delgada, tiene el cabello corto y color café, ojos medianos color negro, piernas delgadas y un trasero poco llamativo, pero tiene un par de tetas espectaculares que luce maravillosamente en días de calor, con blusas claras, escotadas y sin mangas. Fueron ese par de tetas las que hicieron que le pusiera más atención y las que empezaron a despertar mi deseo en ella.
    
    Con el tiempo fue creciendo la confianza y llegamos a formar una relación de amistad, poco a poco fuimos hablando de temas más personales hasta que llevé la confianza a los temas sexuales. Era delicioso contarle sobre mis anteriores parejas, sobre mis aventuras con otras mujeres y sobre todo, darle detalles de mi vida sexual. Algunas veces ella también compartía experiencias conmigo, aunque puedo asegurar que ella disfrutaba mucho más de escuchar las mías.
    
    Cuando creí conveniente decirle, le confesé que me gustaba mucho y que sentía mucha atracción hacia ella. Al principio se alarmó por ...
    ... tratarse de dos personas casadas y se ofendió por haber descubierto mis verdaderas intenciones, aunque después fue asimilando la idea y comprendió que nada podía hacer.
    
    Nuestra amistad empezó a cambiar un día en que le escribí por celular para preguntarle qué hacía, me respondió que descansando en un sofá y yo le pedí que me mandara una fotografía del momento. Lo que recibí me dejó perplejo, me mandó una foto con una de esas blusas que tanto me gustaban y que me recordaban que ese par de senos debían ser míos. Respondí la cortesía enviándole de vuelta una foto y después de un breve intercambio detuvimos el mensajeo, sin haber recibido algo más extraordinario.
    
    En otra ocasión tuvimos que trabajar en equipo, por lo que estuve en su escritorio gran parte del día. Mientras ella se concentraba en redactar, yo solamente veía su escote y fantaseaba con comérmela a besos, así que con un bolígrafo empecé a frotar sus piernas delgadas. Evidentemente al principio me detuvo, más por miedo a que nos pudieran sorprender, pero poco a poco fue cediendo y cada vez iba subiendo más y más su respiración, hasta que por un momento cerró los ojos y liberó un ligero gemido que me volvió loco. No pasó más, pero sabía que iba por el camino correcto.
    
    Cuando hablaba de su marido, lo hacía con cierta desconfianza y me dejaba ver que no era una mujer satisfecha, por lo que yo aprovechaba cada oportunidad para decirle lo hermosa que se veía y lo bien que le quedaba tal blusa nueva o los nuevos ...
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