Conejo a la cantonesa
Fecha: 27/07/2023,
Categorías:
Sexo Interracial
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... marcador y, a falta de sesenta minutos, el partido perdió interés y Toni se dedicó más a meter la mano por la ancha pernera del chándal de Nati y sobarle el muslamen que a mirar evolucionar a los de Zidane.
Mei no seguía el encuentro en absoluto. Había entornado los ojos y se estaba perdiendo en sus fantasías, bastante afectada por el licor de arroz de su padre. Diego se recostó a su lado en el sofá y le susurró al oído algunos galanteos inocentes, aunque ya notaba que la muchachita se estaba librando a los brazos de Morfeo.
Mei tenía una referencia familiar que la turbaba considerablemente: La hermana de su madre, su tía, mujer de belleza excepcional, había sido captada por una red de producción de pornografía en Hong Kong. La joven cayó en las redes de la organización y acabó convertida en la estrella de la compañía, viajó a Los Ángeles y ahora, veinte años después, tenía su propia empresa y producía material para adultos en la red. Esto no era motivo de orgullo entre los familiares de Mei. De hecho jamás mencionaban el nombre de la perdularia, pero Mei sabía de sus hazañas por una prima que vivía en Ámsterdam y mantenía buenas relaciones con la tía marchosa. Había visto fotos a través del Skype cuando hablaba con Liu, la prima de Holanda. Eran fotos muy obscenas de su tía a los veinte años. Aparecía desnuda y sonriente, con sus pequeños pies en primer plano y una impresionante mata de vello púbico enmarcando un coño grande y oscuro del que fluía un líquido blanco de ...
... origen más que previsible.
Y lo más turbador era que Mei había heredado la misma pelambrera genital y los preciosos pies con los que su tía había masturbado a las grandes estrellas del porno.
Toni puso en juego su mano libre, desentendiéndose ya del todo del devenir del partido y la introdujo por debajo del jersey de Nati. Pronto detectó las mamas desnudas de la moza, gordas y duras como baloncillos de rugby, y empezó a jugar con sus pezones, que crecieron y se endurecieron entre sus dedos a pesar de la inconsciencia de su dueña.
¡Dios, que buena está! Se dijo él. ¡Menuda gozada tenerla de novia o casarse con ella! Pero, claro, si no fuera tan puta… Se imaginó su futuro como guardia civil señalado por la calle con el gesto de los vergonzantes cuernos. Aquella fiera se tiraría a todo el cuartelillo, a toda una región militar… No. Tenía que buscarse una buena chica, una buena madre y esposa abnegada. Pero intuía que cada vez que Nati le diera un toquecito correría como un gato hambriento a devorar aquellas colinas de azúcar, a hartarse del caldo de la almeja más jugosa de la provincia, a taladrarla con su grueso nabo, que tanto había apreciado ella en la pequeña orgía a tres que se habían montado un rato antes.
Así que el chaval, viendo adormilada a Mei y encandilado mirándola a Diego, decidió que era hora de pasar a mayores y, con gesto rápido, tiró hacia abajo de los pantalones y hacia arriba del jersey, separó la tirilla inferior de las bragas y se lanzó a besar ...