1. Un príncipe azul


    Fecha: 30/07/2023, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Havelass, Fuente: CuentoRelatos

    ... quitaba la ropa, pudo distinguir la carne pálida de Fátima, las piernas, los brazos, el torso... En la semi oscurudad, las redondas y morenas areolas resaltaban en las blanquecinas tetas. "Fátima, acuéstate sobre los manteles", suplicó Marcos. Por su parte, Fátima que en toda su vida había visto a un hombre desnudo, ni en fotos, sintió temor; sobre todo al ver crecer la polla de Marcos. Una amiga le dijo que eso que se agrandaba ante sus ojos debía acogerlo su cuerpo, pero ¿cómo? Fátima se acostó bocarriba sobre los manteles y abrió sus muslos, como le habían dicho que hiciera.
    
    Marcos se echó sobre ella, ansioso.
    
    "Nunca he estado con un hombre", susurró Fátima bajo el peso del cuerpo de Marcos; "No te preocupes, tú déjate hacer", recomendó Marcos, un poco antes de mordisquearle las tetas.
    
    Saborear, oler a Fátima era grandioso; Marcos no pudo detectar perfume alguno, sólo olía a hembra, a hembra humana. La brisa de las axilas de Fátima lo mareaba, el vendaval de su coño lo transportaba. Tanteó con su polla, muy empalmada, en los bajos de Fátima y comprobó la humedad: estaba propia; únicamente había un impedimento: el himen. Suavemente al oído dijo a Fátima: "Te va a doler"; a lo que la otra respondió: "Lo sé".
    
    Un grito se oyó desparramarse por todos los rincones del restaurante; luego vino el dulzor del amor practicado con mimo. "Ah, Marcos, no sabia-ah, qué es esto, ohh, Marcos, me gusta, me duele y me gusta, qué magia es esta, qué me estás dando", gemía Fátima ...
    ... con voz meliflua. Marcos, entretanto, certero en sus movimientos, le metía toda la polla, hasta el fondo; mordía, chupaba, besaba, y disfrutaba: le parecía que en cualquier momento estallaría, pero se contenía: debía degustar mejor el momento, debía correrse como si fuese la última vez en su vida, su orgasmo, esos segundos tenían que ser inmensos como el cosmos. Esos segundos llegaron; fue poco a poco: "Oh-oh-oh, Fátima, oh-ohh"; "Hiii, ay, Marcos, hiiii"; "Ough, Ough"; "Ahh, ahhh": "Uuggff"; "Aaaahh".
    
    El semen de Marcos inundó el coño de Fátima. Marcos cerró los ojos, sintiendo el galopante placer en la punta de su capullo, y se desplomó sobre Fátima. Esta murmuraba frases inconexas sobre "felicidad", "casa", "ceremonia", "juramento", "fidelidad", pero Marcos no atendía. Su placer había sido más del esperado.
    
    Media hora más tarde, Marcos y Fátima se despidieron hasta el día siguiente: "Marcos, te quiero, al fin soy tuya", dijo Fátima al despedirse; "Fátima, siempre fuiste mía", soltó Marcos. Ella se dirigió hacia la parada del autobús; él, hacia su 4×4.
    
    Marcos llegó a su chalet; notó que despedía un fuerte olor a sexo, así que se duchó antes de acostarse junto a su esposa. Apartó el embozo, la manta y la sábana y se tumbó. Tatiana despertó: "¿Qué tal el trabajo hoy jamoncito?", preguntó; "Duro, muy duro", contestó Marcos; "Oh, mi jamoncito, bájate el pijama que te voy a hacer una mamada para que duermas bien". Marcos se bajó el pijama y, cubierto por el abrigo de la ...