La pareja les, la madre y la ramera (Cap. 3) - Relatos Eróticos

La pareja les, la madre y la ramera (Cap. 3)

Al día siguiente comenzó de nueva cuenta el tormentoso calvario que venía pasando la esclava, sin embargo a su Majestad lo único que le importaba era entregarla totalmente entrenada tanto para las actividades domésticas al igual que en actividades de tipo lésbico. El primer día de este segundo período de entrenamiento para la perra fue bastante difícil de poder cumplir sin hacer muestras de asco, ya que lo primero que tuvo que aprender fue dar placer lamiendo delicada y suavemente el chocho, así como también tuvo que aprender a besarlo.

Esa actividad la tuvo que llevar a cabo tres veces ese mismo día, ya que además de aprender a servir el chocho para sus nuevas Amas debía continuar haciendo todo tipo de deberes domésticos, al igual que tenía que aprender el arte de la jardinería y lavar todos y cada uno de los autos hasta dejarlos brillando gracias a la encerada y pulida. Debía aprender a dejar el césped corto sin dejarlo disparejo y las plantas saber podarlas sin permitir que estas se marchitaran.

La siguiente actividad que tuvo que aprender la perra fue lamer los pies y adorarlos sin mostrar gestos que demostraran desagrado por esa tarea, por lo contrario debía mostrar orgullo de ser la afortunada en poder lamer y besar los pies de sus dignísimas Amas, ya que de no ser así tendría que ser aleccionada de una manera que para la perra era muy dolorosa; por tal motivo la perra tuvo que aprender a no sentir el desagrado que esa actividad le producía.

Una vez ...

... aprendida y asimilada tan desagradable obligación para su boca pero tan placentera para sus futuras dueñas lesbianas se le enseño a sobar con respeto y dedicación los pies también, ya que seguramente desearían al llegar cansadas a casa después de tanto caminar, poner a su esclava a darles un muy reconfortante masaje y todo esto sin permitir que su perra emitiera más palabras que un simple “BIENVENIDAS AMAS, ME TIENEN A SUS PIES” para después besarlos mostrándoles respeto.

Lo siguiente que la ramera aprendió fue a servir como descansa pies mientras que sus propietarias desearan estar descansando platicando entre ellas o simplemente viendo una serie televisiva, tendría que tener una gran fuerza y estabilidad en los brazos ya que tenía que aguantar con firmeza el peso que producían los pies de sus Amas al depositar los pies en el lomo de su ramera, ya que si flaqueaba y se llegaba a mover aunque fuera un solo milímetro sería reprendida.

La ramera estaba cambiando toda su educación y manera de vida, antes era la clásica rebelde que solo pensaba en divertirse y darle gusto al cuerpo si ninguna obligación y si se le pedía hacer algo siempre respondía “YO NO TENGO PORQUE HACERLO”, sin embargo esa actitud ahora después de haber concluido su período doméstico, y recibir una orden, su boca solamente sabía responder “SI AMA O SI SEÑORA COMO USTED ORDENE”, su voluntad había sido quebrada; misma que ahora era propiedad de sus futuras Amas y que incluía hasta el permiso de poderse tocar, ...